
El antiguo cordón usado por la orden de frailes, instituida por san Francisco de Asís, fue reproducido en dos portales de la antigua ciudad de Santo Domingo.
Este cordón, símbolo de humildad y de pobreza, ya que, en la antigüedad, el dinero se guardaba en bolsas pendientes del cinturón.
Fue adoptado por el santo de Asís, a guisa de cinturón de la túnica usada y como muestra de que los miembros de su orden, no poseían bienes terrenales, mucho menos cargaban dinero.

Así es como en el portal del convento de la orden, en nuestra antigua ciudad posee esculpido, el cordón franciscano. En el caso de este adorno que señala la entrada al que fuera el convento de la orden en nuestra capital, el cordón aparece esculpido en varios lazos unidos entre sí. El lazo central, rodea el que fuera emblema de la orden.
A la derecha, un lazo más pequeño, encierra otra placa. Ambas placas fueron borradas, lo que ocurrió durante la invasión haitiana, quienes borraron todas las placas hechas por los españoles, en la capital del nuevo mundo, como si con ese mutilamiento, pudiesen borrar la huella hispánica de nuestro territorio.

El cordón del portal, afortunadamente escapó al vandalismo y luce quinientos años después, su magnífica escultura, hecha muy probablemente por artífices moros, traídos por Nicolás de Ovando, los cuales eran expertos en tratar la piedra como si fuera un lienzo, dejando maravillas que han desafiado al tiempo.
La piedra coralina, se encuentra tratada con delicadeza, a cada lado cuelgan las borlas que determinan el principio y el final del cinturón franciscano, se puede observar las tiras del material colgando.

El cordón se encuentra esculpido con los hilos retorcidos, lo que caracteriza la prenda. La habilidad para realizar este trabajo es sorprendente y denota la maestría del que lo ejecutó.
Luce majestuoso
El otro cordón que luce su majestuosidad, engalana el portal de la llamada Casa del Cordón, construida en los albores de la antigua ciudad por orden de Francisco de Garay, gentilhombre que acompaño a Cristóbal Colon en su travesía por el mar tenebroso, hasta descubrir el nuevo continente.
En este caso, el cordón esculpido es mucho más grueso y se encuentra extendido en línea recta sobre el portal del palacete. Tiene un doblez en forma de circulo a cada lado y el laso cuelga también a ambos lados, empezando con un nudo y terminando en una borla con sus respectivos flecos.

En el medio del cordón, también se esculpió un nudo. Como en el caso anterior, este adorno, fue esculpido en honor a san Francisco, cuyo nombre llevaba el dueño original de la mansión, La maestría con que se elaboró este cordón, hace que parezca real.
Esculpido con adornos
Los escudos, en este caso, se encuentran debajo del cordón, a cada lado.
El portal también fue esculpido con adornos, encerrados en dos líneas de piedra que sobresalen, resaltando el arco de medio punto.
Este último cordón, es el motivo por el que la mansión se denomina así. Todo el paño de pared que encierra el cordón, el portal y la ventana en el segundo piso, fue levantado con piedra coralina, aunque el resto de la construcción fuese efectuada con materiales más sencillos.
Piedad que reinaba
— Aire de melancolía
Estos dos cordones de la humilde pero grandiosa orden, instituida por el santo de Asís, nos dan una idea de la piedad que reinaba en nuestra ciudad desde su comienzo, aunada a la perfección con que labraban la piedra.
*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA