El Ministerio de Salud Pública ha advertido en La Zurza, el sector del Distrito Nacional en el que ha registrado algunos casos del cólera, que no deben usar el agua del río Isabela, contaminadas con la bacteria causante de la enfermedad.
Tal vez la exhortación debe ser acompañada con una profusa campaña en el lugar, mediante el uso de altavoces y otros procedimientos comunes, para que la población conozca, efectivamente, de las vías y de los riesgos del contagio.
Otro tanto debe hacerse con los sectores cercanos a este río y al Ozama, a donde van a dar sus aguas, profusamente contaminadas, como ha informado el propio Ministerio de Salud, con la bacteria vibrio cholerae, causante del cólera.
La diligencia de las autoridades sanitarias ha sido evidente desde que fue conocida la reactivación de la afección en Haití a principio de octubre pasado, cuando fueron conocidos los primeros casos.
Hasta prueba contraria, esta enfermedad entra por la boca al tracto digestivo, en el que desata un proceso desgastante de todo el organismo, capaz de provocar la muerte si la persona afectada no es atendida a tiempo y con los procedimientos apropiados.
La inocuidad del agua usada en la higiene, en la preparación de los alimentos y la limpieza, ayuda bastante a mantenerse libre de contagio; lavar las manos y los alimentos es también un procedimiento efectivo.
La prevención puede mantener a las personas lejos de grandes riesgos y fuera de los centros asistenciales, pero no siempre somos bastante preventivos.
Durante una visita ayer a este populoso sector del Distrito Nacional, el ministro de Salud, Daniel Rivera, anunció la instalación de hospitales móviles para atender a infectados en el lugar.
Es una buena medida, pero la comunidad tiene que hacerse cargo ante este mal, capaz de causar mucho daño no sólo a las personas, sino también a la economía.