Santo Domingo.-Su exuberante vegetación, múltiples lagos y la particularidad de hacer límite con el más importante caudal del Gran Santo Domingo, hacen del Parque Ecológico Manantiales del Cachón de la Rubia y el río Ozama el más atractivo lugar para apreciar los servicios que la naturaleza ofrece.

Este espacio, con una extensión de 1.75 kilómetros cuadrados, ideal para retiros religiosos, encuentros de grupos y convivencias familiares permite al visitante respirar aire puro, valorar el silencio y alejarse de la agitación que se vive en la ciudad.

Quienes gustan cobijarse bajo frondosos árboles, disfrutar de un fresco chapuzón y ocasionalmente dejarse llevar de las escorrentías de las aguas dulces, desde aquí pueden darse esa oportunidad.

Parte de los manantiales que se originan en las inmediaciones de los sectores Los Mina, Lucerna y Cansino, particularmente en el acuífero bautizado como el Cachón de la Rubia, catalogado como una reserva natural, desembocan en los Humedales del Ozama.

Desde allí se hacen, con permiso de las autoridades ambientales, recorridos en pequeñas embarcaciones hacia áreas cercanas.

Peculiaridades

“Esta reserva se trata de un parque acuático, porque hay varios afloramientos de agua y, según el inventario que tenemos existen unas 200 espacies de plantas, unos 34 tipos de aves y 15 anfibios y en la medida que se incrementa la cobertura boscosa sucede igual con la fauna”, detalló Rolando Sanó, encargado de la División de Flora del Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad.

El nombre de Cachón de la Rubia tiene su origen en que una señora rubia que administraba el lugar se decía ser dueña de este manantial, según Juvencio Rojas Matias, encargado del parque.