
La calle Las Damas ostenta el privilegio de ser la primera calle trazada, en la nueva capital del Nuevo Mundo, Santo Domingo. frey Nicolás de Ovando, repartió los solares entre el grupo de valientes que llegaron a la tierra recién descubierta, después de decidir el traslado de la incipiente población, fundada por Bartolomé Colón, a la orilla opuesta del río Ozama, por considerarlo más apropiada.
Las casas levantadas en esta calle fueron, por lo general, construidas con piedra arenisca. Este es el caso de la casa marcada con el número 102, que actualmente ocupa el espectacular establecimiento llamado Kah Kow (cacao), dedicado a la exhibición de la producción del chocolate, producto del cacao, planta que fue traída desde Méjico y se aclimató muy bien, en nuestro fértil suelo.
La residencia se construyó a principios del siglo XVI. Fue erigida para fray Alonso de Viso, quien fue uno de los primeros en edificar casa de piedra. Inicialmente estaba destinada a ser residencia del primer obispo de Santo Domingo, el franciscano García de Padilla, quien nunca llegó al Nuevo Mundo.
El canónigo Diego del Río, ocupo la residencia en 1517, para preparar la llegada del obispo Alejandro Geraldini. La estampa renacentista, se refleja en la casa que le sirvió de habitación por un tiempo. Reflejándose el estilo de construcción andaluz, en los interiores.
La residencia, construida totalmente en piedra coralina, ostenta en la fachada una amplia puerta con arquitrabe dórico, bajo el cual, luce un escudo, probablemente de la orden a la cual perteneció el dueño original, este fue colocado durante la restauración de la casa. A los lados del arquitrabe, se encuentran dos pilastras rematadas por platabandas dóricas.
Su estilo
La fachada de la casa de una sola planta, se encuentra rematada en la parte superior, por una cornisa continua, por todos sus lados. Las ventanas poseen cornisas lisas.
Presenta un aspecto austero, correspondiente al período de finales del gótico, en que fue erigida.
En el interior, la casa se reparte alrededor de un patio central, el cual, en la actualidad, se adecuó para contener el equipo para elaborar el cacao y convertirlo en chocolate.
Se encuentra cubierto de plexiglás, de forma que los visitantes puedan observar el funcionamiento de la maquinaria, además de poder penetrar dentro de la fábrica. A la entrada del zaguán original, se encuentra un recinto que pudo haber sido la cochera.
En la actualidad, allí se presenta un audiovisual que muestra las plantaciones de cacao y el proceso de la recogida de los frutos y su elaboración para convertirlo en chocolate.
