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El agotamiento y la salud mental en los docentes

estres
La acumulación constante de tensiones puede causar "síndrome de burnout".

El rol del docente es uno de los pilares fundamentales del sistema educativo y su labor va mucho más allá de impartir contenidos.

Los maestros no solo enseñan; también guían, cuidan, acompañan emocionalmente y muchas veces suplen carencias sociales y afectivas de los estudiantes, sin embargo, detrás de esa entrega constante se esconde una realidad preocupante, lo cual es el agotamiento y el deterioro de la salud mental del profesorado.

Esta situación, aunque silenciosa, tiene implicaciones profundas tanto para los propios docentes como para la calidad de la educación y el bienestar de los alumnos.

Un problema creciente

La carga laboral de los docentes ha aumentado significativamente en las últimas décadas, debido a las jornadas extensas, presión por cumplir objetivos académicos, burocracia administrativa, clases numerosas, falta de recursos, conflictos con padres de familia y más recientemente, la adaptación a la educación virtual, son algunas de las fuentes de estrés que enfrentan a diario.

Esta acumulación constante de tensiones puede desembocar en lo que se conoce como "síndrome de burnout" o agotamiento profesional.

El burnout en docentes se manifiesta principalmente en tres dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización (una actitud distante o cínica hacia los alumnos) y una baja realización persona

Esto puede llevar a síntomas como insomnio, ansiedad, irritabilidad, dificultades para concentrarse y sentimientos de fracaso.

Impacto en los estudiantes y el entorno escolar

Cuando un docente sufre agotamiento, no solo sufre él o ella, ya que, el desgaste emocional afecta inevitablemente la calidad del ambiente educativo.

Un maestro agotado puede perder la paciencia más fácilmente, mostrar menos entusiasmo por enseñar o tener dificultades para gestionar adecuadamente la conducta de los alumnos y esto puede impactar en el clima del aula, reduciendo la motivación de los estudiantes y empeorando el aprendizaje.

Además, la salud emocional del docente es fundamental para el desarrollo socioemocional de los alumnos.

Los estudiantes perciben el estado anímico de sus maestros y especialmente en edades tempranas, son altamente sensibles a sus reacciones.

Un docente con dificultades emocionales puede, sin quererlo, transmitir estrés o frustración al grupo, afectando el bienestar psicológico de los estudiantes y su percepción de la escuela como un espacio seguro y positivo.

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