Santo Domingo.-El Ministerio de Educación de la República Dominicana carece de un protocolo para enfrentar un terremoto, a pesar de que el país está en una zona sísmica.
Aunque sí tiene una guía para saber qué hacer en caso de que los huracanes impacten la nación.
Mercedes Betania Leger Carrasco, encargada del Programa de Gestión de Riesgo del Ministerio de Educación, dijo que en el caso de los terremotos deben estar seguros de cómo van a trabajar y están en ese proceso.
Hitos que marcan
El huracán Georges, las constantes inundaciones del Bajo Yuna y el terremoto de Haití fueron las experiencia que provocaron que el Ministerio de Educación creara un protocolo guía para saber qué hacer en caso de que estos fenómenos naturales, que son más predecibles, afectaran la población estudiantil, sus docentes y sus planteles.
Para lograr esto el Ministerio de Educación debió capacitar al personal docente de todo el país, para que se convirtiera en multiplicador.
Leger Carrasco señaló que desde el Ministerio se ha provisto material educativo suficiente para que cada comunidad educativa tenga la capacidad de detectar cuáles son sus fortalezas y debilidades y poder orquestar un plan que permita salvar vidas.
Para lograr un proceso de planes integrales de gestión de riesgo, el Ministerio inició un plan piloto con la regional de Santiago, apoyado por UNICEF, en el diseño de materiales educativos.
Leger Carrasco citó que solo esa regional tiene 551 escuelas y que preparar esa área ha conllevado un proceso de diez meses de trabajo y se llevó hasta el momento que las escuelas llegaron a tener su plan de riesgo.
Estamos trabajando en Puerto Plata y Santiago por la vulnerabilidad de la zona. Ya con la guía que están en las escuelas pueden formar su equipo para la gestión de riesgo reiteró.
Argumentó que falta más tiempo para tener una guía protocolo para sismo.
Resaltó que en gestión de riesgo una información mal dada es peor a veces que el mismo vacío de la información.
En el proceso
Con el caso de los terremotos, dijo que tienen que estar seguros de cómo lo van a trabajar y a dar las informaciones, estamos inmersos en ese proceso.
La guía general lleva al director de la escuela a ver los riesgos con relación a su escuela, cuales son sus vulnerabilidades y cuales son sus fortalezas porque esto no es una receta general.
Puso como ejemplo el caso de una escuela en Santiago, que tenía sobre el techo muchos cables, la directora hizo su gestión de riesgo, junto a los padres, para que conversaran con la comunidad y resolvieran ese problema.
La vulnerabilidad ante un sismo varia según la escuela, de ahí que se han enfocado en proveer a los directores elementos generales para que puedan crear sus rutas de evacuación ante un fenómeno.
Escuelas deben ser evaluadas
Los arquitectos Héctor Cámpora y Pablo Castillo coinciden en que las escuelas deben ser evaluadas.
Cámpora explicó que además de la evaluación todos los planteles deben tener una ruta de evacuación y practicarla con los niños, ya que estos no reaccionan como los adultos ante un sismo que no avisa.
Castillo señaló que determinarán la solución estructural a aplicar en la infraestructura del plantel educativo.
Destacó que el mismo garantiza que se haga un trabajo óptimo que asegure que la infraestructura pueda soportar un movimiento sísmico.
Además que impida la muerta súbita de todos los que estén en el recinto, aunque esto no quiere decir que ella no colapse o no se vea afectada.
Dijo que esa situación ocurre cuando se construye sin ningún criterio.
Citó que hay especificaciones para la construcción de escuelas y hospitales, ya que son edificaciones que son utilizadas como albergue en casos de catástrofes, pero que en el país no la están aplicando.
Recordó que durante la temporada ciclónica las escuelas son usadas como albergues.
Precisó que muchas de ellas son construidas con algunos criterios básicos de construcción y no como lo establecen los requisitos que exigen las normas internacionales.