Duelo y trauma tras una tragedia nacional; ¿cómo sanar emocionalmente adultos y niños?

El 8 de abril de 2025, República Dominicana vivió una de las tragedias más devastadoras de su historia reciente: el colapso del techo de la discoteca Jet Set durante un concierto del merenguero Rubby Pérez.
Este evento no solo enlutó al país, sino que a más de un mes del hecho, continúa una profunda huella emocional en la población.
Lytza Álvarez, psicóloga clínica y de la salud de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), expresa la urgente necesidad de hablar sobre los efectos psicológicos que un suceso de esta magnitud genera, tanto en adultos como en niños; siendo el duelo y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), dos de las respuestas más comunes ante situaciones de alto impacto emocional, destacando que entenderlos y saber cómo abordarlos, es esencial para sanar.
Entendiendo el duelo
El duelo es una respuesta natural ante una pérdida significativa. Puede tratarse de la pérdida de un ser querido, de un sentido de seguridad o de la estabilidad emocional que se ve sacudida tras vivir una experiencia traumática.
En el caso del incidente del Jet Set, muchas personas están enfrentando duelos múltiples: la pérdida de familiares o amigos, el trauma de haber sido testigos y el impacto colectivo que ha generado dicho evento.
En adultos, el duelo puede presentarse con tristeza persistente, culpa, ansiedad, insomnio, irritabilidad o desconexión emocional. Algunas personas pueden experimentar duelos complicados, cuando los síntomas se prolongan en el tiempo y afectan el funcionamiento cotidiano. Resaltando que el apoyo psicológico en estos casos no es opcional: es una necesidad de salud.
Sin embargo, en niños el duelo se manifiesta de forma distinta. Los más pequeños podrían no expresar verbalmente su tristeza, pero sí mostrarla a través de conductas regresivas (como volver a mojar la cama, irritabilidad, miedo a separarse de sus cuidadores o problemas para concentrarse). Mientras que los adolescentes pueden mostrarse retraídos o adoptar actitudes desafiantes como forma de expresar su dolor.
El trastorno de estrés
El TEPT puede desarrollarse después de haber estado expuesto a un evento aterrador, ya sea por vivencia directa o por haberlo presenciado.
En el contexto del incidente del Jet Set, muchas personas estuvieron expuestas a imágenes, sonidos y sensaciones que superaron su capacidad de procesamiento emocional inmediato.
Los niños pueden revivir el trauma a través del juego, representando escenas relacionadas con lo vivido o mostrando cambios abruptos en su comportamiento.
Es clave que padres, cuidadores y docentes estén atentos a estos signos y busquen acompañamiento profesional si persisten.
Papel de la comunidad
La especialista resalta que una tragedia de esta magnitud tiene un impacto comunitario, ya que no sólo las víctimas directas sufren las consecuencias emocionales, sino también los testigos, los rescatistas, los profesionales de salud y la población en general, que se identifica con el sufrimiento colectivo.
Explica que la atención psicológica, luego de una tragedia, debe darse en varias etapas. Inicialmente, lo más importante es contener y ofrecer un espacio seguro. Luego, cuando el entorno lo permita, se puede iniciar un trabajo terapéutico más profundo.

Recomendaciones
- Validar las emociones: evitar frases como “sé fuerte” o “no llores” y ,en su lugar, decir “estoy contigo”, “lo que sientes es normal”. El duelo necesita ser sentido y expresado, no silenciado.
- Mantener rutinas: especialmente en niños, ya que generan una sensación de estabilidad.
- No presionar el proceso: cada persona vive el duelo y el trauma a su ritmo.
- Buscar ayuda profesional si los síntomas no mejoran en 4 a 6 semanas.
Reconocer límites
— Cómo salir de eso
La galena dijo cuidarnos emocionalmente tras una tragedia también implica reconocer nuestros límites. Escuchar, acompañar y referir a un profesional cuando sea necesario, ya es una forma poderosa de ayudar.
Mirar siempre hacia adelante
Sanar emocionalmente requiere tiempo, cuidado y comunidad. Este hecho doloroso puede ser el catalizador para poner la salud mental en el centro de nuestras políticas y relaciones humanas.
Necesitamos compasión por quienes ya no están, por quienes perdieron a sus familiares, por las víctimas directas de la tragedia y por nosotros mismos.
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