¿Dónde van las moscas?

¿Dónde van las moscas?

¿Dónde van las moscas?

David Álvarez Martín

En la medida que la extrema derecha estadounidense vinculada a Trump atisba la pérdida del Poder Ejecutivo, y posiblemente del Congreso, en las elecciones de Noviembre, busca apoyos en América Latina y el Caribe. Al igual que las abejas se reúnen en torno a la miel, las moscas también se reúnen a comer en un mismo lugar, siempre donde hay fetidez y podredumbre. Seguir su pista, sus nombres y agendas, nos devela la intimidad de sus pulsiones políticas cuando un gobierno imperial se encuentra in extremis.

Un artículo de la BBC del pasado 28 de agosto señala como uno de los grupos más ignorantes del trumpismo -y en ese terreno la competencia es populosa- se extiende por nuestros países. Se trata del movimiento QAnon que lo define el medio británico como “… un fenómeno eminentemente estadounidense: una teoría de la conspiración según la cual el principal adversario del presidente Donald Trump es un «Estado profundo» controlado en secreto por una élite que practica la pedofilia y el satanismo”. A partir de esa estupidez sus seguidores consideran que es falsa la crisis climática y que no existe una pandemia de Coronavirus, por tanto consideran que es una violación contra sus “libertades” el uso de mascarillas, la distancia social y la cuarentena. Son por extensión amantes de las armas y racistas radicales. ¡Típicos trumpistas!

Con esas ideas descabelladas hay grupos en Costa Rica, Argentina, Colombia, México, Guatemala, Panamá, Brasil y Uruguay. Tanto el caso brasileño, como el mexicano, están alineados con las posturas de sus respectivos gobiernos, que al igual que el de Estados Unidos, niega -según conveniencia- las muertes por el Covid-19. Coinciden estas posturas con el hecho de que son los tres países que tienen mayores porcentajes de infectados y muertes en nuestro continente.

Este tipo de imitación de movimientos cretinos en América Latina no es nuevo, ya que en una búsqueda elemental por las redes sociales nos topamos con indígenas peruanos identificándose como nazis y algún descendiente de africanos pregonando la inferioridad de los negros. No dudo que en nuestro país aparezcan seguidores de QAnon y otras burradas. La ventaja con ellos, si son consecuentes, es que nos van a ahorrar muchas vacunas una vez se produzcan.

Lo que sí ya salió en la prensa es la conformación de un grupo denominado Dominicanos en Apoyo de Taiwán. De entrada no tengo inconveniente que se organicen ciudadanos en torno a la búsqueda de platillos voladores, la Atlántida o las ciguapas, eso se llama libertad y la reclamo para todos. Lo curioso es que la noticia sale de Miami por lo que es importante seguir a las moscas. Y la nota de prensa concluye afirmando: “Intelectuales, catedráticos, periodistas y otros profesionales dominicanos en Miami, están a la espera de que el nuevo gobierno de Luis Abinader y el Canciller Roberto Álvarez, anuncien en cualquier momento el restablecimiento de las antiguas relaciones diplomáticas de tantos años entre el país asiático y República Dominicana”. ¡Faltaban los payasos y ya llegaron! Hace unos días mencionaba lo curioso del affaire Paliza-Feris, pero esta noticia nos devela las ramificaciones ideológicas de esa maniobra en otros niveles.

Estos sinofóbicos son políticamente uno de los movimientos de cola del trumpismo, una oportunidad que le concede el presidente de los Estados Unidos a los descerebrados del sur que a pesar de despreciarlos -recuerden la tiradera de rollos de papel- los usa y reusa a conveniencia. Esto ocurre porque muchos actores locales siempre están prestos a degustar el sabor de las suelas del Departamento de Estado y el Pentágono. Es falso el conflicto con China de los estadounidenses, al igual que es falsa la amistad con Rusia de la actual administración, todo eso es absolutamente coyuntural, ya que Estados Unidos no romperá con China, pero si necesita que estos dominicanitos come cocos hagan ese juego de lambonismo proponiendo que se retomen las relaciones con Taiwán.

Y mientras tanto -un dato para ignorantes- la inversión de Taiwán en China es de miles y miles de millones de dólares, con todo y la reducción por el Covid y las amenazas gringas. Y las inversiones norteamericanas en China y viceversa son palabras mayores, por lo que ni drogados los oficiales del gobierno de Estados Unidos volverían con Taiwán.

Estos socios criollos del trumpismo comparten con algunos exiliados cubanos varios valores perversos. El primero es el racismo, sea contra los mexicanos, los negros cubanos o los haitianos. La única “gente” en estas islas -para ellos- son los blancos o mulatos claros, y como grupos se consideran los únicos con derecho a gobernarnos con el permiso imperial. Es la versión del siglo XXI de la hacienda esclavista. Segundo las actitudes autoritarias en el ejercicio del poder. El liderazgo más reaccionario del exilio cubano y esos dominicanos que menciona la nota de prensa, sumados a una gran parte del liderazgo político puertorriqueño, no creen en una verdadera democracia, ni el respeto a la dignidad humana. Basta como ejemplo la solicitud de Marco Rubio a Trump para que invada Venezuela por motivos electoreros. Tercero todos comparten un desprecio intenso contra la soberanía de nuestros pueblos, ilusionados con transformar a la República Dominicana y Cuba en modelos semejantes a Puerto Rico, donde la actual administración de Trump ha volcado todo su desprecio, hasta el punto de pensar la venta del archipiélago boricua con todo y su gente.

Por los años de vida y reflexión que cargo a cuestas ya no me extrañan casos bizarros como estos. En la medida que se acerque el final del trumpismo veremos expresiones de semejante naturaleza en nuestros lares, siempre a favor de la agenda de pequeños grupos de Estados Unidos y opuestas a los intereses de la mayoría del pueblo dominicano. A todas las moscas les atrae el mismo olor y comparten el mismo banquete.