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¿Dónde nace tu emprendimiento?

En el camino del emprendedor, hay una pregunta esencial que debe responderse: ¿qué puedo crear para emprender?

Aclaro de entrada que, cuando hablo de emprendedor, no me refiero únicamente al fundador de una empresa. Uso la palabra en un sentido más amplio: me refiero a todo creador. Escritores, diseñadores, inventores, desarrolladores, artistas, cualquier persona que esté involucrada en la creación de conceptos, productos o ideas que buscan materializarse.

El punto de partida para encontrar una respuesta está en la observación. Mirar con atención las necesidades de nuestro entorno puede ser revelador. Pero cuidado: muchas veces lo más obvio resulta ser engañoso, y no siempre las personas saben lo que necesitan hasta que lo ven resuelto frente a ellos.
Si aún no tienes una idea clara, no caigas en la tentación de seguir lo que está de moda. Ese atajo puede parecer atractivo, pero rara vez lleva a una propuesta auténtica o sostenible.

En cambio, conviene mirar hacia adentro y descubrir cuál es esa habilidad particular que te distingue. Esa capacidad puede transformarse en la base sobre la cual construir tu emprendimiento. No necesariamente será “la gran idea”, pero sí la perspectiva desde la que nacerá.

Muchas veces son los demás quienes primero identifican esa cualidad en nosotros, incluso sin proponérselo. En mi caso, lo viví de dos maneras distintas. Recuerdo a mi padre, en un momento de disciplina, cuando le pedí explicarle lo que había ocurrido en la escuela. Con cierta molestia me interrumpió: “Si te dejo hablar, me vas a convencer de que no pasó nada”. Aquella frase, aunque dura, me reveló una capacidad de persuadir y de narrar.

También mi abuelo, al preguntar por mí, solía llamarme “Juan Bosch”, en alusión al escritor de cuentos que conoció en su juventud. Lo hacía porque yo siempre inventaba historias y le pedía que me contara las suyas. Esa mirada externa me mostró, sin que yo lo buscara, una habilidad que luego sería fundamental: mi capacidad de imaginar lo posible, de soñar escenarios y darles forma.

Ese descubrimiento fue para mí la semilla de muchos proyectos. Y es ahí donde quiero invitarte hoy: a preguntarte cuál es esa cualidad que te define. A veces surge como un elogio, otras como una crítica, pero siempre está presente.

Explórala. Reconócela. Y atrévete a construir sobre ella. Porque tu emprendimiento no comienza en lo que está afuera, sino en esa capacidad única que vive en tu interior.

*Por Luis de Jesús Rodríguez

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