El expresidente de la República y candidato presidencial de la Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, denunció esta noche que en las pasadas elecciones municipales desde «las alturas del oficialismo» se diseñó una estrategia orientada a provocar la abstención electoral, en perjuicio de ese partido y de otras organizaciones de oposición.
A continuación el discurso íntegro:
Pueblo Dominicano,
En la opinión pública nacional prevalece la idea, con respecto a los comicios municipales celebrados el pasado 18 de febrero de que, presuntamente, el partido de gobierno y sus aliados conquistaron una victoria arrolladora.
Esa percepción, sin embargo, se ve atenuada ante el hecho de que el número de electores resultó considerablemente inferior a la de pasados torneos electorales municipales.
En efecto, normalmente, hay una participación relativamente baja de votantes en las elecciones municipales. Pero, en las que recientemente tuvieron lugar, fue menor de lo que tradicionalmente se acostumbra, incluso hasta de lo que ocurrió en el 2020, cuando ya se estaba en la antesala de la pandemia del Covid-19.
Ahora bien, al haber ocurrido lo que acabamos de señalar, el bloque de partidos considerado ganador solo obtuvo el 22 por ciento del universo electoral. ¿Qué significa eso?
Significa que el 78 por ciento de los votantes aptos para ejercer el sufragio no lo hicieron a favor del PRM y sus aliados o, sencillamente, se abstuvieron.
Eso, a su vez, nos indica que de las recientes elecciones municipales ha surgido una situación de crisis de representatividad en la República Dominicana. Con tan solo el 22 por ciento de los votos en su favor, el partido de gobierno y sus aliados disponen de la representación de más del 70 por ciento de las alcaldías y alrededor del 55 por ciento de los distritos municipales.
A decir verdad, si es en base a las estadísticas, el partido que resultó triunfante en las recientes elecciones municipales fue el de los que no fueron a votar, es decir, el partido de los que se abstuvieron.
Eso es algo que inclusive provocó la preocupación de la Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA). En su informe preliminar indicó que la participación en el pasado proceso electoral disminuyó con relación a elecciones municipales anteriores en República Dominicana; y por tal razón, instó a diversos actores a analizar las razones de esa baja participación ciudadana para que en el futuro se adopten medidas que permitan revertir ese escenario de desconexión entre representantes y representados.
De igual manera, la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), a través de su vicepresidente ejecutivo, expresó preocupación por la legitimidad política, debido a que son minorías las que están eligiendo a las autoridades.
Desde la Fuerza del Pueblo hemos procedido a realizar un análisis exhaustivo de las razones por las cuales se produjo esa baja participación en el proceso electoral del domingo pasado, y hemos llegado a la conclusión de que una de ellas se debió a que desde las alturas del oficialismo se diseñó una estrategia orientada, precisamente, a provocar la abstención electoral, en perjuicio de nuestro partido y de otras organizaciones de oposición.
Eso, obviamente, resulta novedoso. Nunca habíamos experimentado algo parecido, que desde un partido de gobierno se trazara una línea orientada a disminuir el nivel de participación electoral de los votantes de la oposición.
Como reconoce la OEA, en ocasiones anteriores se había producido compra de votos por parte de diferentes organizaciones políticas. Pero en esta ocasión fue comprar votos para inducir un aumento selectivo de la abstención, en perjuicio de los partidos de oposición, especialmente de la Fuerza del Pueblo.
El gobierno utilizó esa estrategia debido a que está consciente que actualmente hay un malestar en la sociedad dominicana; Que el año pasado la economía escasamente creció por encima del 2 por ciento del PIB; que persiste un alto costo en los productos de la canasta básica familiar; que hay poco circulante de dinero; que distintos sectores de la economía nacional se encuentran virtualmente paralizados; y que la inseguridad ciudadana mantiene en zozobra a la familia dominicana.
Ante una situación de esa naturaleza, tenía que tratar de evadir el inevitable voto de castigo que le esperaba en las urnas. Para eso, extendió la entrega del bono navideño hasta el fin del actual ciclo electoral en el mes de junio; concedió un bono escolar en febrero; la adjudicación indiscriminada de tarjetas Supérate; de electrodomésticos; de dispositivos electrónicos para la conexión con el Telecable; el otorgamiento de pensiones especiales, así como de otras ayudas sociales, todo lo cual fue debidamente denunciado.
Para el “Día D”, el momento culminante del proceso electoral, la embestida fue incontenible. Se visitaron hogares; se instalaron centros de compras de cédulas en los alrededores de los colegios electorales; y hasta se ejerció presión e intimidación en votantes opositores.
En fin, se procuraba que los votantes de la Fuerza del Pueblo y de la oposición no pudieran ejercer el derecho al voto; y como prueba irrefutable de que fue una estratagema urdida con inocultable intención malévola está el hecho de que el mayor índice de abstención estuvo en las localidades con mayor número de electores, como la provincia Santo Domingo, el Distrito Nacional y Santiago, donde alcanzó por encima del 65 por ciento.
Ya no había necesidad de comprar el voto. Solo bastaba que se frenara su ejercicio, en desmedro del adversario del gobierno. Era una especie de innovación en nuestro sistema de irregularidades electorales ideada y puesta en práctica por el partido de gobierno: una abstención inducida y selectiva, que aumentó la inhibición general del pasado proceso electoral municipal.
Señoras y señores,
Con tan solo el 22 por ciento de los votos, como hemos dicho, el PRM y sus aliados conquistaron más del 70 por ciento de los alcaldes. Pero eso evidencia que el 78 por ciento que se abstuvo o no votó por ellos, es porque no se sintió identificado con sus promesas incumplidas y sus cantos de sirena.
El oficialismo ha cantado victoria a destiempo. Los resultados obtenidos en su favor, además de ser pírricos, fueron logrados en base a un uso desmesurado y abusivo de los recursos del Estado.
Llama la atención que lo habían vaticinado con la precisión de relojero suizo. Eso indica que fue una obra premeditada ya que, para alcanzarla, tuvieron que hacer uso de todas las artimañas previamente enunciadas, que hasta donde estamos enterados, no eran parte de los indicadores tomados en consideración para la realización de encuestas.
En el Derecho Comparado, donde se prueba que en unas elecciones hubo compra de votos, hace que dichas elecciones sean anuladas. Por esa práctica delictual, hay sentencias que anulan elecciones en países como México, Argentina, Brasil y Costa Rica.
Hacemos un llamado a la Junta Central Electoral, para que en su condición de árbitro y organizador del proceso electoral, adopte todas las medidas necesarias, para impedir que acciones como las que precedieron el pasado proceso electoral y se incurrieron el día de las votaciones, vuelvan a repetirse.
No hacerlo, debilitaría severamente nuestra democracia, que ya por lo ocurrido empezó a ser reemplazada por una especie de dinerocracia en la República Dominicana.
En el caso de la Fuerza del Pueblo, me permito externar nuestro reconocimiento y gratitud a todos aquellos que depositaron su confianza en nuestros candidatos. A pesar de haber crecido un 76.7 por ciento con respecto a nuestra votación del 2020, no estuvimos a la altura de nuestras expectativas.
Pero ahora, es momento de mirar hacia adelante, con espíritu patriótico, como siempre nos ha caracterizado. Es tiempo de continuar la lucha, para restituirle un sentido de dignidad, honra y decencia a la política. Que una vez más, la consigna es vergüenza contra dinero.
Para la democracia dominicana, las elecciones recién transcurridas fueron un luto nacional, no motivo de júbilo y alegría.
A esos dominicanos y dominicanas que forman parte de ese 78 por ciento, que se siente desilusionado por el deterioro de su calidad de vida que ha experimentado durante los últimos tres años y medio; frustrado por la incapacidad de satisfacer sus anhelos e ilusiones de progreso; impotentes por el alto costo de la vida y la inseguridad ciudadana; y abandonado por la falta de sensibilidad y empatía de quienes solo gobiernan para unos pocos.
A pesar de todo eso, les decimos, no pierdan la fe. Mantengan viva la esperanza. Con la Fuerza del Pueblo y nuestros aliados, volveremos a retomar el camino del progreso, la prosperidad y el bienestar de todo el pueblo dominicano.
Contra viento y marea, eh palante que vamos. Con la gracia de Dios y la voluntad férrea del pueblo dominicano, venceremos.
Muchas gracias. Buenas noches.