La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que fue torturada y detenida durante el régimen militar que gobernó el país de 1964 a 1985, a instalado ayer la Comisión de la Verdad, cuyo cometido es investigar violaciones de derechos humanos durante la dictadura pero no juzgar a los responsables.
Rousseff, que lloró al recordar el sufrimiento de los familiares de los muertos y desaparecidos durante ese período, dio posesión a los siete miembros de la comisión en un acto al que asistieron todos los ex presidentes brasileños.