Desde mi escritorio

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Bienvenidas las críticas
 Mantenerse receptivo aunque un comentario esté mal planteado; centrarse en el contenido e ignorar los ataques personales, son actitudes que nos pueden  ayudar a aprovechar las sugerencias o las temidas  críticas.
Nunca he entendido por que le tememos a las críticas o por que pensamos que al hacerlas  podemos herir los sentimientos del otro. Nada más errado. 
  Todos, sin excepciones, debemos aprender a oírlas, sacarles partido y mejorar a partir de éstas.
No es uno ni dos los casos  en que  a veces reaccionamos mal a los comentarios o actuaciones de los demás cuando realizan  una interpretación de lo que decimos y hacemos en diferentes ámbitos de la vida. Lo correcto es tomar los señalamientos de manera objetiva, no como un asunto  personal;  mirarnos en el espejo, reconocer si en verdad hemos faltado y corregir el error. Si, por el contrario, consideramos que el otro es quien está equivocado, con toda nuestra calma, tomemos unos minutos para hablarle y  aclararle los puntos que pensamos que no supo interpretar.   Si actuamos de esta manera, les aseguro que ambos experimentarán un saludable crecimiento. Recordemos que no vivimos solos en una isla  y que los demás tienen pareceres y sentimientos diferentes. Lo ideal es aprender a reconciliar esto y entender que nos podemos equivocar y que no somos poseedores de la verdad absoluta. Escuchar, más que oír, es  una práctica que nos puede ayudar a crecer de manera integral. Por mi parte,  agradezco a todos los que han dedicado su tiempo para ayudarme a crecer a través de sus críticas. Ellos han sido mis mejores amigos. Por ellos, soy mejor persona.



El Día

Periódico independiente.

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