Depresión y ansiedad, una crisis silenciosa que requiere atención

SANTO DOMINGO.-En los últimos años, República Dominicana ha enfrentado una creciente crisis de salud mental que está impactando a un número significativo de la población.
De acuerdo a Andrea Belén, psicóloga clínica, terapeuta sexual y de familia, CEO del Centro de Psicología Avanzada Calma Alma, la depresión y ansiedad, en particular, se han convertido en problemas de salud pública que afectan a personas de todas las edades, estratos sociales y regiones del país.
A pesar de su prevalencia, afirma Belén, estos trastornos siguen siendo en gran medida incomprendidos y subestimados, lo que contribuye a la falta de atención adecuada.
“La pandemia de Covid-19 exacerbó de manera significativa estos problemas, incrementando la inseguridad laboral, incertidumbre económica y aislamiento social, factores que intensifican los síntomas de estos trastornos”, agregó.
Según estudios recientes, su prevalencia aumentó considerablemente durante y después de la pandemia, con un impacto particular en jóvenes y adultos mayores.
Olla de presión
En la actualidad, destaca la directora de Calma Alma, la presión por cumplir con las expectativas sociales y laborales, sumada a la exposición constante a redes sociales y noticias, ha generado un entorno donde el estrés se ha normalizado y la salud mental se ve frecuentemente relegada a un segundo plano.
Sin embargo, destaca, la realidad es que estos trastornos pueden tener consecuencias devastadoras si no se abordan de manera adecuada. Afirma que la falta de acceso a servicios de salud mental, especialmente en zonas rurales y marginadas, es otro factor que contribuye a la crisis.
Aunque el sistema de salud pública ha hecho esfuerzos por mejorar la disponibilidad de servicios psicológicos y psiquiátricos, todavía existe una brecha muy significativa entre la necesidad de atención y la capacidad de proveerla.
El estigma asociado con la búsqueda de ayuda para problemas de salud mental es un obstáculo adicional. “Muchas personas aún temen ser vistas como ‘débiles’ o ‘incapaces’ si admiten que están luchando con la depresión o ansiedad, lo que retrasa la búsqueda de tratamiento y agrava la condición”.
