¿Democracia o demagogia?
El sociólogo político Seymour Martin sostiene que para que exista democracia tiene que cumplirse una serie de hipótesis (una suposición sujeta a comprobación) que la validen.
Seymour define la democracia como un sistema político que, de forma regular y constitucional, proporciona oportunidades para cambiar a los gobiernos.
Por el contrario, demagogia es definida como una estrategia utilizada para conseguir poder político. Consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda.
La primera condición para que exista la democracia es la existencia de un grupo de dirigentes en el poder. Esta condición se cumple plenamente, por aquello de los que están, los que han estado y los que quieren estar.
Lo que no está claro es con qué emblema, creencias dogmáticas y filosofo-políticas aspiran a ese poder. ¿Más de lo mismo?
Otra condición, la presencia de una fórmula política o serie de creencias que legitime el sistema. Recuerdo vivamente las confrontaciones ideológicas de los socialcristianos del 63 y los del 14 de junio: ambos con ideas avanzadas en la época, aunque distantes en sus métodos. O el reformismo conservador del 78 confrontado con la socialdemocracia liberal del momento.
Hoy no percibo distinciones ideológicas que diferencien sustancialmente unos de los otros
La tercera característica es la existencia de otros grupos de dirigentes, que no estando en el poder actúan como oposición legítima, intentado conseguir el poder. Los eventos y sillazos de las últimas semanas confirman que no existe esta condición.
Entonces me pregunto, ¿cómo es que querernos ser gobernados, en democracia o por demagogia? Lo cierto es que de las tres condiciones básicas que deben cumplirse para que exista democracia, en el país se percibe que sólo se cumple una. ¿Y entonces?
Etiquetas
Artículos Relacionados