Demasiado radicales

Demasiado radicales

Demasiado radicales

Ana Blanco

Creo firmemente en el trabajo, el compromiso y la entrega. Me tocó crecer en una época en la que nos enseñaron que todo cuesta y nada es regalado.

Quizá eso trajo cierto temor a emprender o arriesgar, pero nos dio la oportunidad de crecer y desarrollarnos en algo y sobre todo de enfocar un presente para alcanzar esas metas marcadas.

No me gusta eso de: en mis tiempos todo era mejor, porque no es cierto, y si hay algo que me fascina es rodearme de gente joven y aprender de ellos.

Pero siento que se nos está yendo de las manos una generación a la que les llega la información a través de un acceso sin ningún tipo de filtro y muchas veces sin estar preparados para lo que reciben.
Por un lado, es una ventaja porque tienen herramientas y fuentes para poder llegar a todo tipo de datos, por otra es preocupante que en las casas y en los colegios no estemos entendiendo el alcance de todo esto.

Siempre he pensado que no debo ir en contra de la corriente de lo que rodea a mi hijo, sino entenderlo para poder acompañarle en el camino. Pero ahora mismo estoy desconcertada por una generación en la que todo es radical, inmediato, extremo y aquello de escuchar, empatizar, dialogar se queda para unos pocos que no son valorados.

Y entonces las tendencias extremas que nos están imponiendo los políticos están captando estas mentes jóvenes polarizando más nuestra sociedad y llevándonos a extremos incapaces de entenderse.

Mi generación tuvo que luchar por muchas cosas, ahora la lucha es diferente, lo que me preocupa es que en vez de soluciones, todo son problemas, agresividad y violencia. Sigo pensando que todo comienza en casa.
Revisemos lo que estamos haciendo y actuemos ahora entre todos.



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