Quienes viven en residenciales en los alrededores de Arroyo Hondo han comenzado a desesperarse por el asomo de la ola de delincuencia.

La semana pasada varios jovencitos se dedicaron a la tarea de atracar a los vigilantes de garitas de algunos residenciales para despojarlos de sus armas.

Las acciones llegan hasta el extremo de que esos malhechores no se preocupan de que estén siendo grabados y que, posteriormente, podrían ser apresados.

En uno de los residenciales fueron captados en cámara dos jóvenes que, en fracción de segundos, se lanzaron contra los vigilantes y los despojaron de sus armas y emprendieron la huida.

Sin embargo, son fácilmente identificados y en las próximas horas podrían ser arrestados.

¿Y qué importa?
Así podrían reaccionar los delincuentes sin temor a ser detenidos, ya que podrían ser fácilmente favorecidos en los tribunales por órdenes de libertad.

Entonces, la desprotección de la ciudadanía es permanente y sin que los jueces o demás instancias se muestren alarmadas ante las quejas y preocupaciones de la ciudadanía por ola delictiva permanente.