Lily Montaño.
El ecosistema comunicacional principalmente en los medios de comunicación audiovisuales ha registrado una apertura , en la que no solo intervienen comunicadores, periodistas formados en las academias, sino que se ha expandido a diversos profesionales con programas en televisión, radio y las plataformas digitales.
Cuando toca estar en el rol de espectador, resulta muchas veces desesperante y hasta de poco respeto hacia el entrevistado no permitirle expresarse completamente, cortando sus frases en medio de sus respuestas, una avalancha de preguntas que se contesta el mismo entrevistador o la alusión en una gran muestra de egocentrismo de lo que haría el entrevistador en caso de ser el entrevistado.
Invitar, entrevistar a una figura, persona, es para ver su mundo, descubrir, inquirir, entender la óptica del tema de interés que el mismo nos va a ofrecer, adentrarse en lo que el público quiere saber.
Otro de los vicios en que caen muchos comunicadores, periodistas de largo oficio es en querer convertirse en los protagonistas de la entrevista, ofreciendo su perspectiva y lo que “supuestamente” saben sobre dicho tema.
El oído debe estar presto a escuchar, su verdad, convertirnos en observadores de esa realidad que le circunda, sin dejarse permear, pero tampoco abstraerse totalmente.
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