De dictaduras sabemos nosotros

De dictaduras sabemos nosotros

De dictaduras sabemos nosotros

Jesús Díaz

*Por Jesús Díaz
Varios sectores de la vida política partidaria, periodistas  y religiosos del país han  hablado por estos días que la concentración de poder del gobierno actual nos conduce a una dictadura.  La alerta debe ser válida y ver los hechos de manera concreta. Imponerse como dueño absoluto del poder judicial, poder legislativo, ejecutivo, los ayuntamientos, gremios, juntas de vecinos, control de las fuerzas armadas y hasta empresarial son hechos que nos ponen en franco ojo avizor.
Si de algo sabe el pueblo dominicano es de dictaduras y gobiernos autoritarios, tanto sabemos que en algún momento fuimos refugio de dictadores de América latina. La historia republicana nuestra, de apenas 175 años y una Constitución reformada en 39 ocasiones por apetencias personales de los gobiernos de turnos y en contubernio con grupos que en nada favorecen al pueblo.
La prostitución constitucional viene con Pedro Santana, desde el 13 de noviembre de 1844 al 4 de agosto de 1848 donde se presentó con su ejército para hacerse proclamar presidente de la República y exiliar  los padres de la patria. Este asumió el Estado como una finca heredada, permaneciendo en el poder  por varios períodos consecutivos. Muestra de esto es la anexión a España donde de manera inconsulta el caudillo seibano, decide entregar  el territorio dominicano al imperio español.
Buenaventura Báez, aunque durante la primera República tuvo varios gobiernos, pero en el que más se evidenciaron sus medidas autoritarias fue
en su mandato del 2 de mayo de 1868 a 2 de enero de 1874 en el llamado período de los 6 años.
Fernando Arturo de Mariño, del 1 de septiembre de 1880 al 1 de septiembre de 1882, el mismo que dijo en alusión a Báez en el periodo de los 6 años: “vitalicio, no. Alternativo y responsable”. Mariño en el poder el 30 de mayo de 1881, decretó que todo aquel que fuera apresado con las armas en las manos contra el gobierno sería castigado con la pena de muerte. La medida se conoce  como el Decreto de San Fernando.
Ulises Heureaux Lebert,  quien llega al poder fruto de la alianza con los azules al cabo de un tiempo reniega el liberalismo y a partir del  6 de enero de 1887 hasta su ajusticiamiento en Moca el 26 de julio de 1899  evidenció prácticas políticas de carácter autoritario, con el mismo esquema de los anteriores, fusilando los opositores y todo lo que oliera a levantamiento armado.
Así mismo, Ramón Cáceres, el gobierno del contralmirante  Knapp durante el período de la intervención  estadounidense  de 1916, junto a la dictadura Trujillista una de las dictaduras más sangrientas del país donde se impuso “el yo sobre todas las cosas”; y el gobierno autoritario de Balaguer; son bastos ejemplos en la historia política nuestra que nos dan a conocer las características de este tipo de regímenes. No es casualidad ni divinidad  al hablar de dictaduras lo sabemos porque lo vivimos, los rasgos y características de esta la conocemos por historia propia nadie nos lo contó.


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