El recolector de almas sale de safari todos los días. Y siempre regresa con bellas piezas para enriquecer su principado.
No se esfuerza mucho. Y siempre encuentra verdaderas joyas.
Atrapa y reduce con gran facilidad a gente que, a su paso, no se intimida por su singular atuendo o de la guadaña que lleva en las manos; y dice:
-La vida no vale nada.
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