“No existe nada más hermoso que la manera en la que el mar se rehúsa a dejar de besar la costa, no importa cuántas veces sea enviado de regreso”, dijo la poeta estadounidense Sarah Kay.
El mar constituye un buen ejemplo para darle sentido a la vida. La tragedia del hombre moderno no es que sabe cada vez menos sobre el sentido de su propia vida, sino que ha dejado de preocuparse de su propia existencia.