La solidaridad siempre será una virtud y un acto bueno en cualquier circunstancia, sobre todo cuando una sociedad se enfrenta a un enemigo que no da la cara, y que no tiene límites para dañar indiscriminadamente, sin tomar en cuenta clase social, género o edad.
Este es el caso de la gran amenaza que tiene por delante el Gobierno dominicano ante la amenaza que representa la pandemia del coronavirus Covid 19.

Esta situación coloca a las autoridades dominicanas ante el dilema de hacer o no hacer determinadas cosas; se trata de un virus que ha resultado ser más peligroso que cualquier arma de destrucción masiva en la historia de la humanidad.

O qué decir de su radio de acción entre todas las clases sociales y segmentos de la sociedad, pues ataca a los médicos, igual que a un cura, a un funcionario de alto nivel, lo mismo que a un oficial de policía, sin dejar de lado al político encumbrado en las alturas del poder.

En medio de esta coyuntura no deseada tenemos que asumir el ideal del interés nacional. Nadie puede afirmar hoy si el virus fue creado o no, a partir de los intereses geopolíticos que mueven alrededor del control financiero, político y militar de la humanidad.

Todos, gobernantes y gobernados, seremos impactados negativamente, en vista de que se trata de una pandemia que generará un crisis económica global sin precedentes.

En medio de esta crisis sanitaria, no creo que la cuarentena general sea la mejor opción, debido a que limitaría hasta la sobrevivencia de los sectores poblacionales de menores ingresos económicos.

La importante es que todos colaboremos para disminuir o erradicar la pandemia que nos tiene acorralados a todos.

*Por Abigaíl Peña