Bloomberg.-Es triste ver que la unidad europea se fragmenta incluso antes que el Reino Unido active oficialmente el proceso de separación de la UE. Es peor para la City de Londres que los bancos y las compañías de seguros no puedan sacar provecho fácilmente de eso.
Entes reguladores, funcionarios y ministros de toda Europa se pasaron los últimos siete días atacándose por el principal producto británico de exportación, los servicios financieros, y por determinar si este encontrará un camino aceptable al mercado común tras el Brexit. Como dicta el lema de Europa, “unidos en la diversidad”, todos están de acuerdo en que hay un problema.
Nadie puede ponerse de acuerdo respecto a cuál es exactamente el problema.
Christian Noyer, expresidente del Banco de Francia, dice que el problema reside en darles a las financieras del Reino Unido acceso al mercado común otorgándoles el llamado “status de equivalencia”.
Esto permitiría que las empresas británicas vendan servicios en la UE siempre y cuando se considere que la regulación y supervisión domésticas son lo suficientemente robustas.
Noyer sostiene que esto sacudiría los mismísimos cimientos del mercado común. El Banco Central Europeo y la Autoridad Europea de Valores y Mercados sostienen que el problema está en la manera en la que funcionan las normas para toda Europa.