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Cuando tenía 10 años vivía en una casa llena de traficantes de drogas

A primera vista, Aliyah se parece a cualquier otra joven de 24 años: le encanta la moda, publica selfies en Instagram y parece feliz. Pero su sonrisa oculta un trasfondo de abuso y explotación, un patrón que expertos advierten que es demasiado común entre las adolescentes olvidadas por la sociedad.

Los primeros recuerdos de Aliyah no son de viajes familiares ni de osos de peluche.

En cambio, recuerda llegar a casa de la escuela y sentirse aliviada cuando veía que la ventana delantera estaba abierta. Significaba que su padre estaba dejando que entrara el aire.

Aliyah no sabía mucho de drogas en ese entonces. Pero había aprendido que la ventana abierta significaba que él estaría de buen humor: "Mientras que si la ventana está cerrada no hay humo, entonces papá no tiene lo que necesita", dice.

En ese momento, nadie fuera de la familia sabía lo que sucedía a puerta cerrada en su casa en el sur de Londres.

Ella dice que había violencia en el hogar y que a veces se infligía sobre ella.

Ella y su hermana se abrazaban en la cama llorando hasta que se quedaban dormidas.

Aliyah
Aliyah de pequeña.
A veces, el dinero escaseaba y, como resultado, también la comida: Aliyah recuerda los días en que no había nada en la casa y se iba a la escuela con hambre.

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