Nuestros cuerpos utilizan principalmente dos tipos de combustibles para funcionar: grasa y carbohidratos.
Y lo que sería ideal para nosotros, o por lo menos lo que la mayoría desea, es que nuestro organismo pudiera quemar más cantidades de las reservas de grasa que almacena.
Algunos estudios sugieren que hay una forma de hacerlo, sólo hay que sincronizar el momento oportuno de cuándo comemos y cuándo hacemos ejercicio.
Uno de ellos fue el que llevó a cabo el doctor Adam Collins, de la Universidad de Surrey, en Inglaterra, que a través de un experimento buscó confirmar que una persona puede quemar más cantidad de grasa al cambiar sus hábitos de comida y de ejercicios, además que hay diferencias entre hombres y mujeres.
En la BBC quisimos saber qué tan cierta es esa teoría y si la suposición del doctor Collins es correcta. Y estos fueron los resultados.
Prueba de laboratorio
La investigación inicial de Collins mostró que para los hombres jóvenes, comer carbohidratos antes del ejercicio reduce significativamente la cantidad de grasa que sus cuerpos suelen quemar hasta tres horas después de la actividad, cuando están en reposo.
Cuando llevó a cabo el mismo experimento con hombres y mujeres, la diferencia fue que las mujeres quemaban más grasa si consumían carbohidratos antes de hacer ejercicio.
Efecto a largo plazo
Con el objetivo de saber si los resultados en el laboratorio podrían tener un efecto significativo en la rutina diaria de una persona, acudimos a un grupo de control de 30 personas, compuesto por 13 hombres y 17 mujeres.
Los voluntarios, que no solían hacer mucho ejercicio, fueron sometidos a tres clases supervisadas por semana: entrenamiento intervalo de alta intensidad, clases de Zumba y spinning.
Todos ellos fueron suministrados con una bebida para antes y después de cada clase. Una botella contenía placebo (sin calorías) y la otra una mezcla controlada de carbohidratos, aunque ninguno sabía en qué orden las estaba tomando.
Al comienzo del experimento se midió cuánta cantidad de grasa quemaban en reposo, además de otros controles como el peso, la circunferencia de la cintura y los niveles de grasa y azúcar en la sangre.
Resultado
Mientras todas la mujeres terminaron quemando más grasa al final del experimento, aquellas que ingirieron carbohidratos antes del ejercicio lograron hacerlo en mucha más cantidad.
En cuanto a los hombres, si bien quemaron un poco menos de grasa que al principio del experimento (como era de esperar en el cuerpo masculino), una vez concluido, la diferencia fue que los que tomaron carbohidratos después del ejercicio pudieron reducir mucha más grasa que las personas que los ingirieron antes.
No hubo diferencias importantes en el peso o en el tamaño de la circunferencia de la cintura, pero los niveles de azúcar en la sangre, así como los de grasa, se redujeron.
Conclusión
Definitivamente los hombres y mujeres queman la grasa y los carbohidratos de forma diferente.
El cuerpo masculino es mucho más «consumidor de carbohidratos», por lo que si una persona consume este tipo de alimentos el cuerpo se encargará de quemarlos antes que la grasa.
Eso no quiere decir que se eliminen, ya que el ser humano necesita comer y los carbohidratos son una parte importante de una dieta balanceada, pero si es recomendable consumirlos después de hacer ejercicio y no antes.
¿La razón? Al consumir carbohidratos después de la actividad física, el cuerpo de los hombres los utiliza para reemplazar el carbohidrato en sus músculos antes que quemarlo, por lo que quemará grasa en su lugar.
En cuanto a las mujeres, el resultado muestra claramente que comer antes del ejercicio es mejor si lo que quieren es quemar grasa.
El cuerpo de las mujeres tienden a quemar la grasa más fácil que el de los hombres y son mejores para conservar el carbohidrato, por lo que al consumirlos después del ejercicio lo que se está haciendo es sobrecargando al organismo de «combustible» y por ende disminuye su capacidad de que quemar grasa.
Si bien este estudio fue relativamente pequeño, al juntar la evidencia de los resultados del laboratorio con la muestra en las personas, se observa que al hacer pequeños cambios en el hábito de cuándo consumimos nuestros alimentos se podrá maximizar la cantidad de grasa que nuestro cuerpo quema durante el día, sin necesidad de aumentar la cantidad de ejercicio que hacemos.