Cómo prevenir enfermedades en los riñones
En Argentina, más de cinco millones de personas padecen enfermedad renal crónica (ERC), una cifra que equivale a una de cada ocho personas adultas. A nivel global, se estima que más de 845 millones de personas viven con esta afección y que, de continuar esta tendencia, se convertirá en la quinta causa de muerte en el mundo para el año 2040.
La mayoría desconoce que la padece, porque los primeros síntomas suelen ser silenciosos y se manifiestan cuando el daño renal ya es avanzado. Por eso, los expertos insisten en la necesidad de adoptar hábitos saludables, prestar atención a los síntomas y conocer las principales afecciones que pueden deteriorar la salud de los riñones.
Qué hábitos son recomendados para cuidar la salud de los riñones
Los riñones cumplen funciones vitales como eliminar desechos de la sangre, regular el balance de líquidos y electrolitos, y sintetizar hormonas que controlan la presión arterial y la producción de glóbulos rojos. Para conservar su buen funcionamiento, la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN) recomienda seguir una serie de pautas simples que pueden reducir el riesgo de daño renal.
Entre las principales están:
Realizar actividad física de forma habitual: el ejercicio regular ayuda a mantener la presión arterial en valores normales, lo que disminuye el riesgo de daño renal.
Controlar los niveles de glucemia: alrededor del 50% de las personas con diabetes desarrollan daño renal, por lo que deben realizar controles periódicos del funcionamiento de los riñones.
Controlar la presión arterial: es la causa más común de ERC y se relaciona con otras condiciones como diabetes, colesterol elevado y enfermedades cardiovasculares.

Mantener una alimentación saludable: se recomienda una dieta rica en vegetales, baja en sodio y azúcares simples, con un consumo limitado de alimentos ultraprocesados.
Reducir el consumo de sal: su exceso eleva la presión arterial, un factor crítico en la progresión de la ERC.
Hidratarse adecuadamente: tomar entre 1,5 y 2 litros de agua por día puede contribuir a proteger la función renal.
Evitar el tabaquismo: fumar daña la vasculatura renal y potencia otros factores de riesgo como dislipidemia e hipertensión.
Evitar el uso indebido de medicamentos, especialmente antiinflamatorios no esteroides, que pueden ser tóxicos para los riñones si se consumen sin control médico.
Realizar controles médicos regulares, especialmente quienes presentan factores de riesgo como diabetes, hipertensión, obesidad o antecedentes familiares de enfermedad renal.
Cuidar la salud cardiovascular, ya que lo que afecta al corazón también repercute en la salud de los riñones.
Qué tipo de afecciones pueden sufrir los riñones
La enfermedad renal crónica es el resultado de diversas patologías que deterioran progresivamente la función renal. El doctor Víctor Lorenzo Sellarésa, del Hospital Universitario de Canarias, explicó que la ERC es “el destino final común a una constelación de patologías que afectan al riñón de forma crónica e irreversible”.
Entre las causas más frecuentes de ERC avanzada figuran:
Nefropatía diabética, principal causa de inicio de tratamiento sustitutivo renal.
Hipertensión arterial, asociada a enfermedades como nefroangiosclerosis y nefropatía isquémica.
Glomerulonefritis, inflamación de los filtros renales, ya sea por causas primarias o enfermedades sistémicas.
Nefropatías congénitas y hereditarias.
Nefropatías intersticiales.
Obstrucciones urinarias crónicas, como cálculos renales.
Infecciones urinarias a repetición.
Enfermedades sistémicas como lupus, vasculitis o mieloma múltiple.
La ERC también está estrechamente relacionada con patologías metabólicas y cardiovasculares, como la insuficiencia cardíaca y la diabetes tipo 2, según advirtió el doctor Carlos Bonanno, presidente de la SAN.
Cuáles son los síntomas de los problemas renales
Uno de los principales desafíos para el diagnóstico precoz de la enfermedad renal es la ausencia de síntomas en los estadios iniciales. La Mayo Clinic, institución médica de referencia en Estados Unidos, advierte que los síntomas suelen manifestarse cuando el daño ya está avanzado. Entre los signos más frecuentes se encuentran:
- Náuseas y vómitos.
- Pérdida de apetito.
- Fatiga y debilidad general.
- Trastornos del sueño.
- Cambios en la frecuencia o volumen de la micción.
- Dificultades cognitivas o disminución de la agudeza mental.
- Calambres musculares.
- Hinchazón en pies y tobillos.
- Picazón o sequedad en la piel.
- Presión arterial elevada difícil de controlar.
- Dificultad para respirar si hay acumulación de líquido en los pulmones.
- Dolor torácico si el líquido se acumula alrededor del corazón.
“La enfermedad renal crónica se clasifica en cinco estadios; en los primeros tres no presenta síntomas. Cuando comienzan a aparecer —por ejemplo, orina con espuma por proteinuria— ya estamos ante un estadio 3b, que marca un daño irreversible”, explicó el doctor Bonanno.
El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre y orina, que permiten medir los niveles de creatinina y la presencia de proteínas como la albúmina, marcadores clave del deterioro renal. En pacientes con factores de riesgo, estos estudios deberían integrarse de forma rutinaria a los chequeos médicos.
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