*Por: Silem Kirsi Santana
La tendencia común entre los seres humanos es identificar primero los defectos en lugar de las virtudes. Esta inclinación puede manifestarse en diversos ámbitos de la vida, debido a la naturaleza humana.
En relaciones de pareja, amistades, la familia, e incluso en el entorno laboral, es habitual evidenciar un enfoque inclinado más hacia lo negativo. No obstante, hay un selecto grupo de personas en el mundo que observan más allá de lo evidente. Estas personas suelen extender su mirada hacia aspectos que podrían pasar desapercibidos para otros.
En el contexto laboral, siempre hay individuos que se destacan por su capacidad para mediar entre diferentes áreas y resolver conflictos de manera efectiva. Estas personas, ante cualquier adversidad, encuentran la forma más adecuada de poner fin a la controversia y logran que las partes involucradas lleguen a un consenso. Generalmente, estos individuos perciben la organización como un espacio donde debe predominar la armonía; suelen enfocarse en identificar diferencias y trabajar en su resolución.
Existen diversas estrategias que permiten desarrollar un espíritu resolutivo, lo cual resulta favorable en cualquier ambiente laboral. En primer lugar, se recomienda fomentar la empatía para entender las perspectivas de los demás. Esta práctica puede ayudar a encontrar soluciones que beneficien a todos.
Un espíritu resolutivo se nutre de la proactividad. En lugar de esperar a que surjan los problemas, los individuos con esta capacidad toman la iniciativa de identificar posibles conflictos y abordarlos antes de que escalen.
Desarrollar una comunicación efectiva es fundamental para resolver conflictos. Esto incluye ser claro y directo, pero también saber cuándo ser diplomático. Practicar técnicas de comunicación asertiva, donde se expresan opiniones y sentimientos de manera respetuosa, es esencial.
El trabajo en equipo es vital para la resolución de problemas. Fomentar un ambiente donde se valore la colaboración y se incentive a los miembros del equipo a compartir ideas y aportar perspectivas diferentes puede enriquecer el proceso de resolución.
Ver los desafíos como oportunidades para el aprendizaje es también una práctica poderosa. Fomentar la curiosidad y la disposición para experimentar nuevas estrategias puede ser clave en este contexto.
Así mismo, la habilidad para resolver conflictos se ve reforzada al manejar adecuadamente el estrés. Técnicas como la meditación, el ejercicio y otras prácticas de autocuidado ayudan a mantener la calma y la claridad mental durante situaciones difíciles, lo que facilita la toma de decisiones efectivas.
En el ámbito laboral, establecer metas claras y compartidas entre todos los involucrados puede ser una gran motivación para alcanzar consensos. Al alinear los intereses de cada parte hacia un objetivo común, resulta más fácil encontrar soluciones que respeten y beneficien a todos los implicados.
La retroalimentación constructiva es otra de las técnicas que alimentan el espíritu resolutivo, esta estrategia es esencial para el crecimiento personal y profesional. Solicitar opiniones sobre cómo se manejan las situaciones conflictivas y estar dispuesto a recibir críticas puede abrir caminos hacia nuevas formas de resolución.
Las empresas requieren contar con personas que estén atentas a promover un ambiente de trabajo saludable y armonioso, que sean sensibles a las dificultades que puedan surgir y que estén dispuestas a contribuir a mejorar el clima laboral, favoreciendo así una convivencia más amena.