En estas fechas festivas, donde las reuniones y celebraciones giran en torno a la comida, es común que nuestras elecciones alimentarias se desvíen hacia el exceso. Sin embargo, disfrutar de las festividades no significa someterse a una dieta restrictiva.
Más bien, se trata de ser selectivos y conscientes sobre lo que llevamos a la boca y en qué cantidad lo hacemos. Como bien dice el dicho popular: “Somos lo que comemos” y tarde o temprano, los excesos pueden pasarnos factura. En medicina, la máxima sigue siendo clara: es mejor prevenir que curar.
Liliana Jiménez, gastroenteróloga internista de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), explica que la alimentación es un acto indispensable para la vida, pero sobrealimentarnos puede acelerar la aparición de diversas enfermedades que podrían requerir intervención médica.
La especialista exhorta a tomarse un momento antes de comer para reflexionar sobre los alimentos que elegimos: ¿es saludable?, ¿aporta nutrientes?, ¿es fresco? Estas preguntas pueden ayudarnos a tomar decisiones que contribuyan a nuestra salud a corto y largo plazo.
No puede subestimar el papel que juegan nuestros sentidos al elegir alimentos seguros y en buen estado. La vista y el olfato son nuestros principales aliados para detectar posibles problemas antes de que nuestro paladar dé la alerta.
Un balance necesario
Durante las fiestas, las grasas suelen ocupar un papel importante en las comidas, pero no todas son dañinas. Es fundamental reducir al mínimo los alimentos fritos y encontrar un equilibrio adecuado.
Un buen consejo es acompañar las carnes con vegetales frescos o cocidos para lograr platos más balanceados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las grasas no superen el 30 % de nuestra ingesta calórica diaria. Además, las grasas saturadas deben representar menos del 10 % y las grasas trans menos del 1 %. Estos pequeños ajustes en nuestra alimentación pueden marcar una gran diferencia en nuestra salud cardiovascular y digestiva.
Comer despacio
La forma en que comemos influye en nuestra salud. Comer despacio permite que nuestro sistema digestivo funcione mejor y nos ayuda a reconocer las señales de saciedad a tiempo, evitando excesos innecesarios. Problemas como la sensación de llenura, la acumulación de gases y otros malestares digestivos pueden mejorar considerablemente si realizamos una masticación adecuada.
Cuanto existen enfermedades digestivas; mantener una alimentación ordenada puede incluso reducir episodios de dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, síntomas frecuentes en diversos padecimientos.
Prevención de afecciones
Las enfermedades de transmisión alimentaria son evitables si actuamos con prevención.
Ante cualquier sospecha de intoxicación, la hidratación es fundamental. Además, debemos buscar asistencia médica ante signos de deshidratación grave y evitar automedicarnos, ya que esto puede enmascarar síntomas importantes y retrasar un diagnóstico adecuado.
Aliados digestivos
Durante las fiestas, el consumo de té puede ser un excelente aliado digestivo. En cantidades moderadas, las plantas como la manzanilla, el anís y el orégano tienen propiedades que ayudan a calmar nuestro sistema gastrointestinal, facilitando una mejor digestión.
Hábitos saludables
La especialista concluye que “podemos optar por cocteles navideños saludables, limitando el consumo de alcohol.
En este sentido, la moderación será siempre nuestro mejor aliado”.
No se debe dejar de lado los hábitos sanos
No debemos desconectarnos de nuestros hábitos saludables, sobre todo cuando se trata de ejercicio físico. Mantener rutinas de al menos tres horas semanales contribuye a la prevención de enfermedades digestivas y cardiovasculares. Del mismo modo, la hidratación sigue siendo clave.