La Fiscalía de Colombia emitió una nueva solicitud de extradición del guerrillero «Julián Conrado», alias de Guillermo Enrique Torres, jefe de las FARC detenido hace menos de un año en Venezuela, dijeron ayer portavoces judiciales en Bogotá.
La petición fue gestionada por intermedio del Ministerio de Relaciones Exteriores, precisó a una fuente del ente acusador, que lo había reclamado por primera vez en septiembre pasado.
La fuente explicó que no se trata de una reiteración de esta solicitud de entrega de este insurgente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sino de una nueva, por otros cargos.
Torres, también conocido como «el cantante de las FARC», dada su afición por la música, es reclamado ahora por los delitos de homicidio agravado, tortura, secuestro extorsivo y desaparición forzada.
La fuente observó que la primera petición de entrega, fechada el 8 de septiembre del año pasado, se sustentó en los cargos de reclutamiento ilícito y desaparición forzada.
La nueva solicitud de extradición de «Julián Conrado» fue enviada el 27 de diciembre último al Ministerio de Exteriores, para su gestión correspondiente por la vía diplomática.
La Fiscalía General de Colombia envió la petición a la Cancillería colombiana cuatro días después de que se conociera en Caracas que el Ministerio Público de Venezuela considerara que la extradición de Torres era improcedente.
La decisión fue informada entonces por la fiscal venezolana, Luisa Ortega Díaz, quien explicó que la solicitud colombiana de extradición fue realizada de manera extemporánea y estaba sustentada en motivos distintos de los delitos por los que era reclamado.
Torres, de 57 años, fue detenido el 31 de mayo del año pasado en el estado venezolano Barinas, en virtud de una circular roja de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).
El rebelde era cercano al fallecido «Raúl Reyes», alias de Luis Édgar Devia, segundo al mando y portavoz internacional de las FARC, muerto en marzo de 2008 durante un bombardeo colombiano a una base guerrillera en suelo ecuatoriano, y se hizo popular en el fracasado proceso de paz que se mantuvo de 1998 a 2002 con el Gobierno de la época.