Cinco claves de una nutricionista para evitar picar entre comidas

Son muchas las personas que no pueden evitar picar entre horas, lo que les hace engordar o caer en un patrón de alimentación poco saludable. También es posible que, tras el picoteo, sienten culpabilidad por “no tener fuerza de voluntad”. Pero lo cierto es que no es fácil resistirse.
Desde el centro de dietética Júlia Farré se pone el foco en cambiar la relación con la comida para dejar la culpa a un lado. Por ello, estas profesionales ofrecen cinco consejos para evitar picotear entre horas y establecer así una alimentación más consciente y saludable.
Identifica el tipo de hambre

El primer paso, y quizá el más importante, es detenerse un momento antes de abrir la despensa y preguntarse de dónde proviene ese impulso por comer: ¿es un hambre real o emocional? Esta simple reflexión puede marcar la diferencia entre un acto de autocuidado y uno de autoengaño.
El hambre física se manifiesta de manera progresiva y se satisface al comer con moderación. Generalmente, los alimentos saludables resultan atractivos y, al finalizar la comida, la persona se siente saciada y sin culpa. En contraste, el hambre emocional aparece de forma repentina, con una sensación urgente de consumir alimentos específicos, generalmente ricos en azúcar o grasa, sin que exista una verdadera necesidad fisiológica.
Reconocer esta diferencia permite tomar decisiones más informadas. Si el hambre es física, lo ideal es elegir opciones nutritivas. Si es emocional, entonces es momento de indagar en lo que realmente se necesita.
Respira conscientemente

Cuando el hambre emocional toma el control, la mente suele ser la que pide comida, no el cuerpo. Para calmar esa urgencia, desde el centro Júlia Farré recomienda recurrir a la respiración consciente, una técnica sencilla pero efectiva para conectar con el momento presente y reducir la ansiedad. Respirar profundamente durante unos minutos puede ayudar a regular las emociones y evitar una decisión impulsiva que, a menudo, termina en culpa o malestar.
Anticípate a las situaciones de riesgo
Otra herramienta poderosa para evitar el picoteo es identificar los momentos o situaciones que suelen disparar ese comportamiento. Por ejemplo, hay personas que suelen picar más durante la jornada laboral y otras tienden a hacerlo más al llegar a casa tras un largo día.
Llevar un diario alimentario puede ser una excelente manera de reconocer patrones. Anotar lo que comemos, cómo nos sentimos antes y después, y qué pensamientos nos invaden en ese instante, permite trazar un mapa de nuestros detonantes emocionales.
Sustituye el picoteo por otros placeres
El picoteo suele estar asociado a una búsqueda de placer inmediato. Por eso, en lugar de prohibirlo de forma tajante, la estrategia más efectiva es reemplazar esa conducta por otras actividades que también brinden placer o alivio, pero que sean más beneficiosas.
Las especialistas proponen algunas alternativas, como tomar un baño relajante, salir a caminar o hablar con un amigo. El objetivo es construir un repertorio de respuestas emocionales más saludables, que atiendan la necesidad original sin recurrir automáticamente a la comida.

Además, es fundamental revisar el diálogo interno para evitar hablarse con dureza (como “no deberías comer eso”) y optar por frases basadas en el autocuidado (“elige algo que te haga sentir bien”). La relación con la comida mejora sustancialmente cuando nos tratamos con amabilidad y respeto.
Aprende de las recaídas
Evitar el picoteo no es un proceso lineal, ya que las recaídas forman parte de todo aprendizaje y no deben ser motivo de culpa o frustración. En lugar de castigarse, lo más sano es reflexionar sobre qué ha provocado ese picoteo entre horas y cómo podemos hacerlo diferente la próxima vez.
Fuente: Infobae
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