Cavilaciones
Confieso que ciertos temas no sólo desbordan mi capacidad de asombro –pese a que ya son tan nuestros y cotidianos- sino que suelen sumirme en procesos de reflexión profunda y constante hasta desembocar en dolor de cráneo, en zarandeo migrañoso o en postración de espíritu. Creanme.
No exagero.
Es probable que en el fin de semana -momento que selecciono para escribir esta columna- me tornara hipersensible por la muerte de Napoleón Rojas, un profesional del periodismo y del Derecho que dio todo de sí para superarse y ser un ente productivo, tareas en las cuales probablemente tuvo que saltar grandes vallas.
Nos pasa a la mayoría sin abolengo o sin el mango bajito de la fortuna rodeando la cuna.
Nos educamos con sorprendente calidad motorizada por el esfuerzo propio y la agenda personal de búsqueda de conocimientos. Rompimos el cerco de la pobreza. Fundamos familia sana. Impulsamos una nueva generación de ciudadanos (nuestros hijos) que nos supera. Desarrollamos el emprendedurismo. Creamos empleos. Propiciamos la distribución de riquezas.
Llega la madurez y los logros se consolidan. Y es cuando, en términos concretos, comenzamos a vivir. Justo en ese momento aparece un delincuente en el camino -probablemente hijo de una adolescente violada, algún producto del incesto, la criatura de un hogar disfuncional, de techo frágil y con apenas una comida al día- y te pega un tiro para obtener de ti un botín efímero.
Cualquier cosa o dinero que le sustrajeran a Napoleón en el sangriento asalto de nada servirían para la recomposición de la vida de unos seres desamparados, insensibles, vástagos de la violencia callejera, llenos de odio contra el sistema, excluidos que no se aceptan y que salen a vengarse de sí mismos.
No hay dudas que quienes se lanzan a la vía pública para asaltar a mano armada lo hacen dispuestos a lo que sea: matar o morir. Ambos riesgos son asumidos con frialdad. Estamos dejando que la delincuencia gane terreno. Al país le falta poco para ser “una casa tomada” sin solución integral y sólo con los plomazos de la Policía como respuesta.
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Victor Bautista
Máster en Dirección de Comunicación OBS/Universidad de Barcelona. Egresado de la UASD como licenciado en comunicación. Ha sido alto ejecutivo de medios impresos, de TV e internet. Actualmente es socio director de Mediáticos Consultores de Comunicación.
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