(Washington, Estados Unidos) La presión diplomática ejercida directamente por Estados Unidos sobre Israel y a través de Qatar y Egipto hacia el grupo terrorista Hamas empezó a encarrilar una negociación que podría concluir en un cese del fuego en Gaza.
El Cairo fue el escenario que eligieron ayer los negociadores de Estados Unidos, Qatar y Hamas para avanzar en un acuerdo que está sujeto a una definición crucial del gobierno Israeli: aceptar el intercambio de los rehenes a merced de Hamas por el fin del conflicto en los próximos meses.
A este marco tentativo de negociación de un acuerdo -rehenes por la conclusión de la guerra- se sumaría la libertad de cientos de palestinos que Israel tiene en prisión por actos terroristas y el aumento geométrico de la ayuda humanitaria para aplacar la crisis de agua, comida y medicamentos que sufren los civiles de La Franja.
La presión sobre Israel fue protagonizada por Joe Biden y su secretario de Estado, Antony Blinken. Biden tuvo una difícil conversación telefónica con Benjamín Netanyahu, mientras que Blinken se reunió con el premier israelí, su ministro de Defensa Yoav Gallant y el líder opositor Benny Gantz durante su viaje relámpago a Israel.
Biden explicitó al primer ministro de Israel que no era oportuno su plan para tomar Rafah -al sur de Gaza-, que era necesario hacer un acuerdo con Hamas para recuperar los rehenes, que ello implicaba un sostenible cese del fuego, y que las negociaciones con el grupo terrorista apoyado por Irán no podían extenderse por más tiempo.
En idéntica línea argumental se movió Blinken durante su tiempo en Jerusalem. Gallant y Gantz escucharon al secretario de Estado, y como Netanyahu con Biden, no estuvieron de acuerdo en concluir el conflicto con Hamas. Este grupo terrorista asesinó a 1.400 judíos el 7 de octubre de 2023, y su sobrevivencia en la Franja de Gaza no es una condición que Netanyahu, Gallant y Gantz tengan intenciones de aceptar.
En 2012, la Casa Blanca solicitó al Emirato de Qatar que conceda refugió político a los líderes de Hamas. Y desde ese momento, la cúpula del grupo terrorista pro iraní transformó a la ciudad de Doha en su propio santuario.
“No entablamos una relación con Hamás porque quisiéramos. Estados Unidos nos lo pidió”, reveló Majed Al-Ansari, asesor del primer ministro qatarí y portavoz de la Cancillería de Qatar, durante una entrevista al medio israelí Haaretz.
En este contexto, Blinken se reunió con Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, primer ministro de Qatar, para pedirle que amenazara a los terroristas de Hamas instalados en Doha que perderían la protección de su Emirato si no pactaban un cese del fuego con Israel.
El mensaje llegó directo al líder político de Hamas, Ismail Haniyeh, y a sus consejeros que viven en Doha. Y ahora la presión de Estados Unidos se movió desde Qatar a la Franja, adonde se encuentra Yahya Sinwar, jefe de la organización terrorista en Gaza.
Sinwar no siempre se alinea con la táctica definida por Haniyeh en Qatar, y más de una vez disintió con la estrategia de Irán para Medio Oriente. En este oportunidad, repitió su patrón personal: rechaza un eventual acuerdo, mientras que desde Doha aseguran que se encamina una tregua con Israel.
Blinken conoce la posición personal de Sinwar, y durante un viaje a Arizona insistió con la presión diplomática: “La realidad en este momento es que lo único que se interpone entre el pueblo de Gaza y un alto el fuego es Hamás. Aprobar el alto el fuego debería ser una obviedad”, dijo el secretario de Estado en el Instituto McCain.
Los representantes de Egipto, Estados Unidos, Qatar y Hamas, en mesas simultáneas, negociarán hoy todo el día en el Cairo para encontrar una salida al conflicto en Gaza. Hay muchas variables en juego, y el final es abierto.
La guerra en la Franja ha causado un efecto dominó global y el cese del fuego entre Israel y Hamas es sólo una pieza más de un tablero complejo e inédito.
Fuente: Infobae