Casi entrando al mes final de la campaña electoral se puede decir que no ha habido mayores sobresaltos, aunque la desinformación o uso de las “fakes news” ha revelado la irresponsabilidad de algunos actores políticos.
En sentido general el proceso ha marchado sin manifestaciones de violencia, sin estridencias propagandísticas pese al extremismo discursivo y denunciativo esporádico.
La Junta Central Electoral ha cumplido con el calendario electoral, se ha manejado con prudencia y equidad resistiendo los intentos de descrédito por parte de inconsecuentes.
Los dominicanos han venido demostrando que ya los procesos electorales son parte de la cotidianidad democrática, superando así representantes de la clase política que todavía se resisten a aceptar en buena lid los resultados de la voluntad popular expresada en las urnas.
Más de ocho millones de dominicanos han sido convocados a votar en unas elecciones presidenciales y congresionales precedidas de una campaña que le está demostrando al mundo lo mucho que ha madurado la democracia dominicana.
Como de costumbre, la población ha actuado correctamente y solo espera que los actores políticos actúen en consonancia y no desentonen con irracionalidades.
