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Camino a los 60 años: Las emociones, ¿por dónde van?

Miguel Febles Por Miguel Febles
Camino a los 60 años: Las emociones, ¿por dónde van?
📷 Miguel Febles

¿Por qué podría haber hoy día en el país un estallido como el de 1965? Por la economía y el espectáculo.
¿Exagerado? No. El dinero lo es todo para cualquier dominicano de hoy como lo era la política para los del período inaugurado con el magnicidio del 61, cuando echar adelante cualquier iniciativa o emprendimiento, como se le dice hoy, pasaba por hacer negocios con el Estado o conseguir un pie de amigo en el gobierno.

El dinero, las influencias que de él se derivan y el poder que lo acompaña caminan hoy día por muchas vías, entre ellas las subterráneas o ilícitas, si se prefiere esta expresión.

El papel del Estado, en sentido general, es el de sostener la plataforma en la que tiene lugar la cotidianidad, sostenimiento que implica un pacto para tener seguridad jurídica y pública, orden, confianza en la población de que al irse a la cama no se levantará con una ruptura del orden político como el del 25 de septiembre de 1963, cuando fue derrocado el Gobierno de Juan Bosch; como el estallido del 24 de abril de 1965, cuando empezó el derrocamiento del Gobierno de Donald Reid Cabral, o como el del 21 de abril, de 1984, cuando las pobladas impulsadas por la atmósfera de una economía en crisis causaron decenas de muertes y destrozos de negocios y propiedades. Y que si ocurre alguna de estas contingencias será sometida por el Estado a lo que debe ser.

El papel de facilitador que se le acaba de atribuir al Estado en el párrafo precedente no es un absoluto. La realidad es que para una corriente profesional, la de los políticos partidistas y sus relacionados, es una fuente en sí misma, particularmente por la debilidad de la condición ciudadana del dominicano de hoy, que si puede medrar a la sombra de la economía privada se desentiende del funcionamiento político del Estado.

Si la gente se viera de pronto privada de unas condiciones macroeconómicas aceptables (crecimiento medio, inflación de un dígito y confianza en el sistema financiero), de la Internet, o de ambas a la vez, las probabilidades de estallidos podrían elevarse.

Sesenta años después de la guerra del 65, la cotidianidad ha dado un vuelco, se ha salido de la política, que tiende a convertirse de actividad abarcadora y receptora de las emociones como lo fue entonces, en nicho desapasionado en el que se puede invertir dinero, no ponerlo como colaboración o como deber impositivo.

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