¿Qué es aquello que les hace sentir realmente vivos? ¿Se lo han preguntado alguna vez? Quizá lo han pensado así por arriba, pero no se han parado a analizarlo. Yo lo hice en estos días y fue un ejercicio muy interesante.

Primero, mi cabeza empezó a pensar de una vez en responsabilidades, es decir, en cosas que dependen de mí ya sea a nivel laboral o a nivel personal.

Y me di cuenta que son un motor que me activa, que me da mil razones para estar ocupada, pensar, actuar y eso me mantiene en constante movimiento.

Y aunque a veces me quejo, admito que realmente me hace sentir viva, se siente bien hacer y resolver cosas, aún cuando en ocasiones siento que no llego a todo.

Y relaciono una cosa con otra, porque tendemos a ver las responsabilidades como imposiciones, problemas y algo negativo y creo que la mayoría de las veces es al contrario

. Aquello que nos llega impuesto puede entrar en esa categoría, pero lo que implica nuestra rutina debe ser transformador, una forma de sentir la vida con intensidad, encarar cada cosa con fuerza y con el deseo de disfrutarlo, de aportar, hasta de aprender, por muy insignificante que sea.

Cuando vienes a darte cuenta, eso que veías como responsabilidades se convierten en ese motor que te hace sentir vivo y completo. Y en este ejercicio me di cuenta que me gusta mucho lo que hago, que cada día me enfrento a retos que me nutren y aún cuando en ocasiones quisiera ir más despacio al final me doy cuenta que voy al ritmo que yo quiero porque es lo que realmente me hace sentir que cada amanecer es un regalo para hacer las cosas un poco mejor.