Buen Respiro

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Frederich E. Bergés

Uno de los temas macroeconómicos más debatidos es la deuda externa, por su peso específico en la economía del país y por haber sido el causante histórico de intervenciones de intereses foráneos en la conducción de la patria.

Además, el servicio de la misma, esto es, el pago de los intereses y el repago del capital, ha representado cargas financieras adicionales a las personas y empresas que pagamos tributos al Estado.

En ese tenor, el Ministerio de Hacienda, procurando aliviarle al presente gobierno el flujo de pagos que tiene por delante en su mandato, realizó una oferta anticipada de compra de los saldos vigentes de unos bonos de deuda pública que vencen entre el próximo 2021 y el 2025.

El mercado financiero global a su vez, ávido de transacciones en la sequía que ha representado esta pandemia que ha incluido operaciones financieras internacionales, acogió favorablemente la oferta.

El resultado final, según se ha informado oficialmente, se define en tres cifras. La primera, una reducción del monto de la deuda en el periodo 2021-2025 de US$1,260 millones.

La segunda, una reducción del servicio de la deuda de US$1,132 millones. Y la tercera, una reducción en el costo promedio de un 6.16% a un 6.06%, ya que la nueva emisión sustituta fue al 4.10%. Una transacción de triple efecto que merece reconocimiento y aplausos, y que al eliminar amortizaciones le otorga al estado mucha holgura fiscal para un buen manejo de las finanzas públicas y la posibilidad de nuevos endeudamientos con criterios de mayor prudencia.

También merecen esas felicitaciones los recursos humanos especializados con que cuenta el Ministerio de Hacienda hoy en día, producto de cambios que se iniciaron hace una década con la incorporación de jóvenes profesionales, altamente preparados y motivados. Un recurso muy superior a los que tuvimos que utilizar cuando asesoramos a la antigua Secretaría de Estado de Finanzas.

Si transacciones innovadoras y positivas como la recién realizada son acompañadas por una reforma fiscal que asegure la reducción, control y eficacia del gasto público, con una carga impositiva más balanceada, el futuro nos ofrecerá un horizonte promisorio.



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