Santo Domingo.- La noche del suicidio del presidente Antonio Guzmán, el 3 de julio de 1982, la embajada de los Estados Unidos desplegó descomunales esfuerzos para garantizar la continuidad constitucional ante los rumores de esa madrugada que atemorizaron al entonces embajador, Robert Anderson.
Documentos oficiales norteamericanos recientemente desclasificados indican que asesores del entonces presidente-electo Salvador Jorge Blanco estaban recelosos de que el suicidio de Guzmán fuese parte de una conspiración para impedirle asumir la Presidencia.
La revelación la hace el periodista José Báez Guerrero en su nuevo libro Guzmán, su vida, gobierno y suicidio, en base a documentos obtenidos en su investigación del tema.
La obra, publicada por Editora Montalvo, será presentada el jueves 2 de julio en la Universidad Católica de Santo Domingo.