Asumir la ética del diálogo

Asumir la ética del diálogo

Asumir la ética  del diálogo

La actual situación política del país amerita acciones inspiradas en principios y en el interés colectivo. Ante las próximas elecciones, la crisis en el PLD por la posible reforma constitucional que abra paso a la reelección, ha tomado un rumbo preocupante tanto para el partido como para el país.

La radicalización en los discursos, las descalificaciones y las ofensas siguen subiendo de tono. Los escenarios de las protestas en el Congreso con altercados con policías así como la retirada de los diputados diversos grupos hasta tanto se desmilitarice ese escenario, complejizan el panorama.

Tenemos que estar alertas ante la irracionalidad, porque trae más mal que bien y si nos subyugamos ante ella podemos cosechar violencia y desgracias.

Muchos han recomendado un mediador que ayude a las partes a ponerse de acuerdo. Esa posibilidad siempre hay que explorarla cuando los conflictos arrecian y en ellos no se visualiza solución. Siempre es mejor aconsejar el diálogo en vez de echar más leña al fuego.

Explicando frases de uso cotidiano, el Centro Virtual Cervantes, define el “más vale un mal arreglo que un buen pleito” como la conveniencia de llegar a un acuerdo, aunque no sea muy ventajoso, y evitar los pleitos por ser bastante costosos y de resultados inciertos.

En política no todo es suma cero. Muchas veces, hasta derrotando al adversario también se pierde. En el camino del entendimiento existe la posibilidad de perder menos y que haya ganancia para todos.

Se impone una ética del diálogo como diría Habermas. Ese diálogo moral en el que las partes se reconocen como interlocutores válidos, con igual derecho a la palabra, que opinan sin ser coaccionados o manipulados, que incluya a todos los involucrados y del que emanan compromisos que son asumidos por todos los afectados.

La nación necesita ese diálogo que traiga paz y sosiego a los ciudadanos y que nos permita salir fortalecidos en la confianza en nuestros líderes y en sus instituciones. Apostar por el diálogo y el consenso siempre será el triunfo de la democracia.



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