¿Cómo comenzó la esclavitud en Santo Domingo?
Llegó en cadenas a una isla que desconocía. Le cambiaron su nombre y lo vendieron a un colono español, de piel blanca, quien lo obligó a trabajar en un ingenio, junto a otros esclavos. En su lugar de origen era un hombre libre, pero aquí, al otro lado del mundo y lejos de su familia, no era más que un esclavo condenado a cortar caña de azúcar el resto de su vida. No sabía si alguna vez sería posible regresar a su tierra, ver a sus hijos y de nuevo abrazar a su compañera de vida.
El esclavo negro miró el machete que empuñaba, su instrumento de trabajo, y tomó una firme decisión. Tan pronto como fuera posible se escaparía. Tenía que ser libre.
La esclavitud de los negros en Santo Domingo.
Una vez en la Española, los primeros descubridores y conquistadores pronto comprobaron que en la isla no había suficiente cantidad de oro y de otros metales preciosos, como originalmente creyó Colón.
Por tal motivo, decidieron explorar otras fuentes de riqueza y comenzaron a desarrollar la agricultura, el comercio y la producción de azúcar.
En vista de que el colono español no era muy dado al trabajo manual, para obtener un buen margen de ganancias tuvieron que recurrir a la mano de obra barata: la de los negros esclavos.
Habían sobreestimado la población aborigen de la isla. Además, los indígenas no tenían la capacidad física requerida para trabajar en las minas, al tiempo que carecían de experiencia y habilidad para la agricultura según el modelo europeo.
Como la mano de obra indígena pronto comenzó a escasear, a consecuencia del duro trabajo, del maltrato y de las enfermedades, en cuestión de pocos años la población aborigen sencillamente desapareció. Pronto, pues, surgió la necesidad de importar esclavos negros.
La institución de la esclavitud es muy antigua y desde tiempos remotos, entre tribus y pueblos, era costumbre convertir al vencido de guerra en esclavo al servicio del vencedor.
De las diferentes modalidades que en el curso de la historia ha tenido la esclavitud, la de mayor impacto y consecuencia en la época moderna, fue la modalidad del negocio de la trata negrera que se desarrolló a finales del siglo XV en la ruta triangular entre Europa, África y América.
En 1501, los Reyes Católicos designaron a frey Nicolás de Ovando como gobernador de la Española y le autorizaron introducir negros esclavos, en principio procedentes de la propia España.
El comercio de esclavos era muy lucrativo. Originalmente desarrollado y monopolizado por los portugueses, en la trata negrera también participaban ingleses, franceses, alemanes y holandeses.
Aprovechando tal circunstancia, en Sevilla se formaron compañías con licencia real para participar en dicho negocio con el fin de estar en condiciones de suplir la demanda de negros esclavos que existía en las Indias Occidentales.
A los esclavos negros que habían sido culturizados y hablaban español se les llamaba “ladinos”, mientras que a los importados directamente desde África se les identificaba como “bozales”.
Tras la autorización real, los primeros esclavos africanos llegaron a la Española en 1501 y 1503, respectivamente.
El primer contingente no fue muy numeroso, apenas tres o cuatro cientos. Se trataba de negros ‘ladinos’, e igual que los indios, no resistieron los malos tratos y escaparon hacia las montañas.
Dice maltratos
Esta práctica llegó a ser tan común, que surgieron nuevos términos en relación con estos esclavos e indios prófugos.
A los fugitivos se les llegó a decir “cimarrones», y el acto de “coger el monte” se conoció como un “alzamiento”. Una vez establecidos en zonas de difícil acceso, formaban comunidades conocidas como “manieles” o “palenques”.
Muchos de esos esclavos negros se cruzaron con indias, de la misma manera en que muchos españoles se mezclaron con negras, fenómeno que contribuyó notablemente al mestizaje.
Andando el tiempo, del cruce entre negros e indios, negros y blancos, indios con blancos, y mulatos con negros, germinaría el antecedente más remoto del ser dominicano, es decir, el criollo nacido en la isla Española de Santo Domingo.
En general los “cimarrones” solo querían vivir en paz y libertad en las montañas, pero ocasionalmente algunos atacaban haciendas e ingenios en la zona sur de la isla en busca de alimentos.
Fueron tantos los inconvenientes causados a la colonia por los “cimarrones” y sus constantes “alzamientos”, que el propio gobernador Ovando se apresuró a solicitarle a la monarquía que no enviara más negros esclavos a la isla.
Así, en los albores del siglo XVI y tras el agotamiento de la economía del oro, en la Española comenzó formalmente la economía azucarera gracias al cultivo de grandes cantidades de la caña de azúcar, planta que fue llevada al Nuevo Mundo por el Almirante Cristóbal Colón en su segundo viaje.
La producción azucarera, sin embargo, requería mano de obra barata. Los colonos eran conscientes de que sin esclavos la economía no generaría el crecimiento ni mucho menos las ganancias deseados, cosa que preocupó sobre manera a las autoridades.
En esos días, la isla Española era gobernada por tres sacerdotes pertenecientes a la Orden de San Jerónimo, a quienes los reyes instruyeron para que velaran por la situación política de la colonia y particularmente por el bienestar de los indios.
Los padres Jerónimos, en vista de que la mano de obra indígena se extinguía, escribieron a los monarcas solicitando permiso para importar negros ‘bozales’, es decir negros de África, que pudieran incorporarse al trabajo que requería la incipiente industria azucarera.
Al cabo de poco tiempo, ya fallecida la reina, el rey Fernando se vio precisado a revocar la medida que prohibía la importación de esclavos africanos.
Así comenzó una importación masiva de esclavos negros directamente desde África, para que la economía azucarera pudiese florecer.
Gracias a esta nueva modalidad de esclavitud, el negocio del azúcar en la Española produjo enormes ganancias tanto para los colonos como para la corona española. Su mayor auge tuvo lugar durante el período 1520-1580 cuando llegaron a funcionar unos 30 ingenios y trapiches que empleaban una fuerza laboral que superó los 20,000 negros esclavos.
Con los años, esta cifra comenzó a disminuir en la misma medida en que decaía la industria del azúcar. Se estima que ya para principios del siglo XVII, la cantidad de esclavos negros en la isla no superaba las diez mil personas.
Sin embargo, debe resaltarse el hecho que desde la llegada de los primeros esclavos, algunos de ellos opusieron resistencia al trabajo forzado y se alzaron para las montañas en busca de libertad.
En principio se trataba de actos aislados, pero algunos negros ladinos no tardaron en unirse y rebelarse en grupos.
El primer levantamiento de esclavos tuvo lugar en diciembre de 1521 en un ingenio propiedad de Diego Colón, situado a orillas del río Isabela, en la ciudad de Santo Domingo.
Entre indios y negros bozales había surtido efectos muy positivos la labor de concientización realizada por negros ladinos que convencieron a otros esclavos para se sublevaran.
Se dice que algunos de esos negros bozales habían sido soldados en su lejana tierra, en lo que hoy es Senegal, y por tanto tenían conocimiento de tácticas y estrategias en la lucha por la libertad.
Días después del primer levantamiento, ocurrió otra sublevación, esta vez en un ingenio perteneciente a Melchor de Castro, en Nizao.
El propósito de esos insurrectos, al parecer, era primero llegar a Ocoa y desde allí continuar hasta la sierra del Bahoruco en donde desde hacía tres años operaba el cacique Enriquillo con sus indios y en donde cohabitaban con negros cimarrones que se habían alzado con anterioridad al año 1519.
Pero los rebeldes no pudieron llegar a Ocoa, debido a que fueron interceptados por un contingente de soldados al frente del cual estaba el mismo Diego Colón.
Tras una breve pero sangrienta batalla, sus principales artífices fueron apresados y condenados a morir ahorcados. Luego, sus cadáveres fueron fritos en alquitrán y exhibidos en la plaza pública.
Así terminó el primer levantamiento de negros esclavos que registra la historia americana. Posteriormente, la isla Española de Santo Domingo sería escenario de nuevas insurrecciones de esclavos y criollos luchando por conquistar su libertad.