Por muchas vueltas que le he dado en la cabeza, siempre llego a la obligada conclusión que la no apertura del Albergue Olímpico esconde muchos entuertos.
Lo creo así porque no se justifica que tras tantos años listo para dar servicios se mantenga cerrado.
¿A quién o quiénes les conviene que se mantenga el Albergue sin ofrecer los servicios para los que fue levantado?
¿Qué tipo de intereses saldrían perjudicados con su apertura?
Se podrán hacer muchas conjeturas, pero la realidad es que en este caso, como en muchos otros, los intereses económicos son el factor clave que demora la puesta en servicio de esta instalación que le ha costado al Estado muchos millones de pesos.
José Joaquín Puello y Luisin Mejía, promotores de la construcción de esta obra, deben explicar con lujos de detalles al país qué es lo que realmente ocurre.
El Albergue, para refrescar la memoria, prácticamente quedó concluido en 1996, por el presidente Balaguer.
La inversión que se ha realizado allí es de altos quilates, pero nadie da la cara ni dice nada.
Pueden estar seguros que la apertura del Albergue no se ha efectuado por intereses de millones de pesos. Este es solo un ejemplo sobre el porqué estamos jodidos.