Aquellas palabras sobre Veloz Maggiolo

Aquellas palabras sobre Veloz Maggiolo

Aquellas palabras sobre Veloz Maggiolo

José Mármol

Los párrafos, que del texto original he seleccionado para compartir con los lectores de esta columna, se extraen de un trabajo que escribí a finales de los años ochenta y publiqué como parte del volumen “Ética del poeta.

Escritos sobre literatura y arte”, de 1997. Marcio Veloz Maggiolo, nuestro más enciclopédico, multifacético y relevante intelectual y escritor, fallecido recientemente a causa de la pandemia, leyó el artículo de aquel jovenzuelo acerca de su obra “Materia prima” (1988), ganadora del Premio Nacional de Novela de ese año.

Entonces, el maestro y el aprendiz se encuentran y conversan amenamente sobre el artículo y otros temas. Mi admiración por él y su vasta obra de científico, literato y periodista cultural no paró de crecer.

A Veloz Maggiolo parece fascinarle situarse en el ámbito del protonovelar. Me lo imagino, yo, su lector, convenciéndose de que, después de todo, una vez concluido el proyecto poético, una vez impresa en la página la cifra del folio lapidario, se ha de pasar a una posición verdaderamente incómoda: la del novelista consumado.

El prefiere, qué duda cabe, no rebasar las fronteras de lo puramente lúdico, de lo estrictamente demiúrgico, aquel espacio abierto en el que lo importante es la intención novelable, la tensión creativa, el reto despierto de la palabra y no precisamente la obra como consumación de lo real-imaginario.

De tal suerte, pues, y que yo conozca, protonovelas son “De abril en adelante” (1975), “Los ángeles de hueso” (1967) y “Materia prima” (1988).

Si bien es, sobre todo, en “De abril en adelante” y en “Materia prima” donde parte esencial de la trama narrativa se centra en la cuestión teórica y fáctica del discurso narrativo mismo, no es menos acertado considerar que también en “Los ángeles de hueso” hay un importante reto de naturaleza similar, aunque en este caso, relegado a un plano de latencia estratégico-discursiva.

Sin embargo, en la trilogía es evidente, muy evidente la cuestión del trauma típico en la caracterización de Veloz Maggiolo y por el cual deliran sus personajes en un desconocimiento de los límites entre la realidad y la ficción. ¿Personajes o personas? Esa es la cuestión.

Ese es el dilema. Y esta problemática disyuntiva se va a extender a otros órdenes, como por ejemplo, el de la relación entre la realidad histórico-social, empírica y la atmósfera novelística; o bien, la relación entre el dato biográfico y el personaje inventado; además, la particularidad en la relación axial entre el tiempo -esa no cosa que Newton llamaba entidad medible, y que Kant prefirió llamar forma pura de intuición sensible o principio a priori de sensibilidad-, ese tiempo que nos corroe la vida y el tiempo ya propio del fenómeno de novelación. Son, pues, estos algunos de los denominadores comunes y muy singulares en la escritura protonovelística de Veloz Maggiolo.

En “Materia prima”, el problema de la actualidad se puede rastrear a partir de las contradicciones que la determinan como obra literaria. A saber, estrategia estético-discursiva en oposición al dato biográfico, al documento histórico, a la realidad empírica, en fin.

Por otra parte, la natural soberanía del discurso poético, ficticio en oposición a la entronización de un yo atrapado en la vida civil, un yo que se resiste a su otredad. Y por último, en un modo más o menos abarcador, la situación de horcajaduras que presenta el reto -muy de preferencia de Veloz Maggiolo- del experimento verbal frente a la literatura documental o cuasi historiografía tradicional.

El prolífico escritor logró superar en esta obra ese cerco, aparentemente infranqueable, que sobre nuestra literatura y nuestro imaginario ha tendido el pasado, como crueldad ineludible de la historia.



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