Aprovechemos la ciudad

Aprovechemos la ciudad

Aprovechemos la ciudad

Víctor Féliz

*Por: Victor Feliz Solano

El esparcimiento libre y sano es derecho de todos y más que eso, es necesario para salir de este trance que sufrimos enclaustrados por un tiempo hermoso. Hemos podido apreciar a través de los años, que nuestras ciudades se convierten en lugares cada vez más hostiles, menos amigables y verdaderos centros de estrés. Esto no significa que no podamos disfrutar de lo que nos queda y con ello, además presionamos a las autoridades de manera que se percaten de que aún añoramos nuestra ciudad de antaño.

No obstante, en la ciudad capital poseemos algunos espacios que fueron creados y hace décadas que el tiempo los ha golpeado y a pesar de la indiferencia de las autoridades, permanecen ahí dispuestos a recibirnos y darnos una cálida acogida.

Todavía podemos disfrutar de lugares como el magnífico ecosistema cultural y ambiental denominado “Plaza de la Cultura”; allí se albergan majestuosas edificaciones que datan de la década de los 70´s mezclado con un excelente ambiente fresco. Si bien es cierto que este espacio de carácter meramente cultural no es muy extenso, pues apenas cuenta con unos 150 mil metros cuadrados aproximadamente, brinda una exquisita paz y es único e irrepetible en todo el país.

También podemos disfrutar del Jardín Botánico Nacional y del Parque Zoológico Nacional, ambos enclavados en la parte norte del Distrito Nacional, con lo que se evidencia una extraordinaria visión de desarrollo de la ciudad cuando se estaban haciendo grandes inversiones públicas a finales de los 60´s y los 70´s, cosa que se descontinuó al pasar de los años. Yéndonos un poco más allá de nuestros linderos, tenemos el Parque Mirador del Este, el Jardín Botánico del Norte, entre otros.

Y por supuesto el Parque Mirador Sur, primer parque ecológico de Santo Domingo, un espacio preñado de arte urbano, historia taína, frescas áreas para el disfrute de niños y mayores, allí se conserva una riqueza natural en medio de la ciudad. Este es celosamente resguardado por las garras de los habitantes y visitantes de esa zona ante los despropósitos y amenazas esporádicas de muchos en convertirlo en todo menos un área propia del esparcimiento y la recreación.

La parte norte de la ciudad carece de espacios abiertos. Hay que rescatar el litoral del malecón hacia la avenida 30 de mayo, devolver la Plaza Juan Barón a la ciudad, restaurar parques emblemáticos, paseos peatonales, callejuelas y callejones, parecería que la lista no termina.

Ante este crecimiento vertiginoso, descontrolado y aparentemente sin planificación, el gobierno de la ciudad debería abocarse, no solo a rescatar y preservar estos espacios públicos, sino también a desarrollar nuevos sitios mediante la adquisición de terrenos en donde, por la misma permisividad por parte de ellos y de las acciones irresponsables acumuladas por décadas, queden compensados los daños ocasionados. De igual manera, en aquellos lugares en que el costo de los terrenos sea muy alto, exigirles a los desarrolladores de edificios intercambiar verde por linderos, así las aceras serían más amigables e inclusivas.