Por: Elías Wessin
En el escenario político y económico contemporáneo, las discusiones entre distintas corrientes ideológicas son esenciales para comprender las diversas aproximaciones hacia la organización social y económica de un Estado-Nación.
En ese contexto, el artículo "Aprendiendo con Andy" de Guido Gómez Mazara (28/10/25) ofrece una oportunidad para explorar una tercera alternativa de un diálogo entre dos perspectivas económicas opuestas (una estatista y otra liberal): el socialismo democrático representado por Guido y el libre mercado defendido por Andy.
El Enfoque Ordoliberal (Walter Eucken, Alfred Müller Armack): Una tercera alternativa.
El ordoliberalismo que se origina en la Escuela de Friburgo (Alemania) cuyas políticas se aplicaron en la Alemania de la posguerra defiende básicamente:
▪︎ Un mercado libre pero dentro de un marco jurídico y moral sólido;
▪︎ Un Estado árbitro, no empresario, que asegura competencia, evita monopolios y corrige distorsiones;
▪︎ Un orden moral y cívico basado en la responsabilidad individual, la ética del trabajo y la cohesión social.
El libre mercado clásico, aboga por muy poca intervención estatal, y su antípoda el socialismo democrático que aboga por un Estado interventor.
En nuestra modesta perspectiva, la mejor referencia entre estos dos conceptos debe ser la de la Escuela Ordoliberal.
Guido se identifica con la socialdemocracia, una corriente que busca políticas públicas orientadas al bienestar social. Desde esa óptica, Guido reconoce la necesidad de un Estado que regule y supervise la economía para propiciar la "justicia social". Su enfoque económico subraya la importancia de políticas redistributivas.
Por otro lado, Andy Dauhajre defiende el libre mercado que aboga por la privatización de servicios públicos. Andy ha argumentado que el mercado al operar con pocas restricciones estatales, puede autorregularse y proveer eficientemente los bienes y servicios necesarios para la sociedad.
El artículo de Guido refleja un reconocimiento hacia Andy como una fuente de aprendizaje, a pesar de las diferencias ideológicas.
Este diálogo puede interpretarse como un ejercicio de reflexión crítico en que se valoran las aportaciones de ambas perspectivas en la construcción de una sociedad más justa y eficiente.
Aunque sus enfoques difieren en la función del Estado y la organización del mercado, ambos comparten la preocupación por la libertad individual y el bienestar colectivo.
El intercambio entre Guido y Andy, ilustra la riqueza del debate ideológico y la importancia de considerar diversas perspectivas en la búsqueda de soluciones a los desafíos económicos y sociales.
Si bien sus propuestas en el aspecto doctrinal son antagónicas, el diálogo entre ellas puede conducir a una comprensión más profunda de cómo equilibrar la libertad de mercado con la necesidad de un marco institucional que garantice la competencia y promueva el bienestar social.
Es evidente que existe un terreno común donde las ideas pueden converger y enriquecer el pensamiento económico y político.
Con el debido respeto a ambos amigos, (me disculpan la intromisión) yo me quedo en el marco de la Escuela de Friburgo, complementada con los aportes de Wilhelm Röpke y Ludwig Erhard.Este artículo fue publicado originalmente en El Día