Aprender de Hesíodo

Aprender de Hesíodo

Aprender de Hesíodo

Altagracia Suriel

A propósito del afán por el dinero fácil y de la lucha por la justicia en nuestro país, hay un poeta griego del 700 A. C. llamado Hesíodo que nos enseña lecciones muy pertinentes para nuestro contexto.

Dedicó su obra Los Trabajos y los Días a su hermano Perses, quien lo despojó de la herencia que recibieron de su padre entrando en connivencia con un juez corrupto.

Del poema de un hombre víctima de la injusticia podemos aprender que el destino del hombre es el trabajo, que la justicia es la base de la paz en una sociedad, que la perversión moral acarrea decadencia social y a ver que la esperanza es el remedio cuando todo falla.

1. Trabajar para forjar un destino de progreso:
Hesíodo exhorta a valorar el trabajo como vía para el progreso humano. Plantea que solo quien trabaja puede con su destino y con su vida. Deplora la vagancia planteando que hasta los dioses odian a los holgazanes.

2. Hacer justicia para lograr la paz:
Hesíodo, denunciando la injusticia de jueces venales, recuerda que la justicia es la vía de la armonía, no solo entre las personas, sino en la comunidad: “Más quienes dictan sentencias rectas, y en nada se apartan de lo justo, prospérales la ciudad, y sus gentes florecen en ella; por su tierra se extiende la paz”.

3. Prevenir la decadencia moral:
Señalando las eras o edades, Hesíodo alerta de la edad de hierro, donde la violencia y el irrespeto se evidencian en una sociedad decadente bajo riesgo de exterminio por la pérdida de la humanidad reflejada en estos signos: “No habrá padre para hijos, ni los hijos para padre.

Ni el huésped será ya querido por el huésped, ni el amigo por su amigo, ni el hermano por su hermano, como antaño”, “a sus ancianos padres les negarán el alimento debido por haberles criado, gentes cuyo derecho es la fuerza”, y “ningún valor tendrá el juramento, ni la justicia, ni el bien, y honrarán más al ejecutor de crímenes y violencias”.

4. Mantener la esperanza:
Aludiendo al mito de Pandora, de Hesíodo y su actitud ante la injusticia, aprendemos que frente a la maldad humana, ante el engaño y los despropósitos aún podemos apostar por ser humano y soñar un mundo mejor basado en el trabajo, el respeto y la honradez.