Anunciar la buena nueva

Anunciar la buena nueva

Anunciar la buena nueva

Altagracia Suriel

Hoy más que nunca el mundo necesita de Jesús. Todos los que lo seguimos estamos invitados a anunciar su mensaje de amor. En los evangelios encontramos las características del envío y anuncio que Él nos propone:

Anuncio como compromiso:

En Marcos 15:15 se lee: “Y les dijo: vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura”. El mandato de anunciar el evangelio es para todo el que se considere discípulo de Jesús. No solo los sacerdotes y religiosos consagrados tienen el compromiso de llevar la buena nueva. Si Jesucristo es el camino que lleva al Padre, es necesario que todos demos a conocer su mensaje.

Jesús nos envía a comunicar su mensaje:
En Juan 20:21, se narra: “Jesús entonces les dijo otra vez: paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, así, también yo os envío”. El seguimiento de Jesús implica imitar su ejemplo. Su vida y su entrega dieron frutos que se verifican en los que en este mundo eligen el camino de la luz y del bien.

Jesucristo sigue siendo el mismo ayer, hoy y siempre. Su mensaje no cambia.
Él sigue sanando física y espiritualmente al que lo recibe.
Priorizar a los despreciados del mundo:
Lucas 14:21-23 relata: “Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos.…”. A los primeros que Jesús nos manda a invitar a Su Mesa son las personas marginadas y excluidas. El mensaje de Jesús para ellos sigue siendo la compasión, la misericordia y la resiliencia.

También, Lucas 4, 16-30, nos propone los destinatarios del mensaje de Jesús: ”El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la buena nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”.

El anuncio del evangelio tiene que incidir en que las personas tengan un encuentro liberador con Jesucristo. Que sus vidas sean transformadas por Él, pero no solo la del que recibe su mensaje sino también la del que lo anuncia.



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