Ampliación del toque de queda
Somos de los que tienen cierta reserva sobre la factibilidad de haber reducido dos horas al toque de queda como parte de las medidas para contener los contagios del Covid-19.
Algunos podrán preguntar, superficialmente, para qué tener restricciones algunas horas al día mientras que en las restantes las personas se desenvuelven con normalidad.
Solo basta detenerse un minuto a meditar y se llegará a la conclusión de que durante el día la gente sale a trabajar, a hacer diligencias, comprar y hasta simplemente dar paseos.
Resulta que en casi todas esas actividades hay un amplio cumplimiento de las medidas de prevención recomendadas.
Los centros laborales, las tiendas, los bancos, supermercados, tiendas, dentro de los vehículos y en el hogar la gente suele usar mascarillas, se desinfecta las manos o mantiene el distanciamiento físico.
En la nocturnidad se dispara una condición muy usual: la indisciplina, la socialización al máximo, el contacto físico o la conversación cercana, que suelen potencializarse con el consumo de alcohol.
El toque de queda lo que hace es facilitarle a las autoridades unas medidas restrictivas que pudieran adoptarse de manera voluntaria, pero que la práctica ha demostrado que muchos no están lo suficientemente conscientes como para adoptarlas sin coerción.
El Gobierno anunció que a partir del lunes reduce dos horas al toque de queda.
Ojalá que de verdad la gente utilice esas dos horas para llegar a su casa sin padecer de los tapones y no se tome como un chance adicional para la socialización nocturna.
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