El gobierno ha informado de la duplicación del número de agentes de la Policía Nacional en las calles en labores de patrulla, un dato que debe mover a una pregunta: ¿contarán a partir de ahora las vías públicas, los ambientes nocturnos y la expansiva economía informal con mayores niveles de seguridad?
Una realidad no lleva, necesariamente, a la otra.
De acuerdo con la información, dada por la ministra de Interior al término de la reunión de Fuerza de Tarea Conjunta sobre el Plan de Seguimiento a la Seguridad Ciudadana, encabezada ayer por la vicepresidente Raquel Peña, la presencia de agentes policiales en labores de patrulla han pasado de 13 % a 28 %, lo que implica, según Faride Raful, una duplicación.
Todavía no han sido anunciadas las dotaciones extras de policías, y a veces también militares, con ocasión de la multiplicada actividad comercial propia de los días finales de noviembre y las festividades navideñas, que regularmente inician con la entrega del sueldo trece y otros emolumentos propios de la
temporada festiva.
De los agentes extra que salen a las calles se puede esperar que algunos tengan una formación más rigurosa acerca del trato con una población en la que hay de todo, desde malandrines hasta personas dotadas de la necesaria urbanidad que requiere la vida en civilización.
Según la ministra, la Policía cuenta con 4 mil agentes capacitados en el Instituto Policial de Educación Superior y otros 2 mil que serán graduados.
A ver quién permea a quien, si los promovidos de los planes de modernización policial impulsados por el gobierno a los de la vieja escuela, o los curtidos en las prácticas antiguas, que hacen del cuerpo policial una institución necesaria, pero indeseable, a los novatos.