¡Amor!

Una de las historias de la Biblia que más ha impactado mi vida, en cuanto al amor, es la de David y Jonatán.
Las escrituras dicen: Aconteció que cuando David acabó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. Aquel día Saúl tomó consigo a David y no lo dejó volver a casa de su padre. Hizo Jonatán un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Se quitó Jonatán el manto que llevaba y se lo dio a David, así como otras ropas suyas, su espada, su arco y su cinturón. (I S 18:1-4)
El intercambio de manto, ropas, espada, arco y cinturón representan la consagración de una relación de amistad trascendental. Ellos se transmitían un amor genuino, sin hipocresía, su relación los ayudaba a crecer y vivir una vida plena, no había lugar para las disputas, envidia y egoísmos.
Todos debemos procurar amar a los demás de esa forma, no por lo que puedan tener las personas. Fuimos diseñados por Dios y si Dios es amor, entonces tenemos esa capacidad para amar a nuestros semejantes.
Abraza ahora mismo a la persona que está más cerca de ti, no importa quien sea, tu esposo, hijos, un compañero de trabajo, la suegra o un amigo, abraza, ama… no dejes que los afanes y las malas noticias te quiten el privilegio de amar. Romanos 12:10 dice: Amaos los unos a los otros con amor fraternal.
Amor, amor y más amor. Necesitamos que esta palabra se manifieste en muestra vida. Vamos a darnos la oportunidad de comenzar a demostrar el amor y encontraremos una verdadera libertad, se lo aseguro. Seamos felices amémonos con el amor de Dios, un amor puro, sincero, genuino, como David y Jonatán.
Los dejo con esta cita de 1 corintios 13:4-5 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.