Los vídeosjuegos también están catalogados dentro de los diferentes tipos de adicciones, mismas que son incentivadas hasta por los padres y que empiezan en la cuna, cuando las madres o cuidadoras encienden las televisiones para que los bebitos se aboben y les permitan realizar las labores domésticas pendientes en el hogar.
Cuando la televisión ya no es suficiente y los chiquitos ya están en la edad escolar, entonces los padres les introducen consolas manuales de vídeosjuegos, los cuales pueden ser llevados a cualquier lugar.
A los que se les suman los que se encuentran en la casa, como los llamados Xbox, Nintendo y Playstation, entre otros, unos más sofisticados que otros.
La novedad de la tecnología sigue poniendo en manos de los padres aparatos que pueden utilizarse con controles remotos y jugar con otros jugadores vía internet. Y el vicio cobra otro color, pues ya no se juega en solitario.
Para los adultos, mantener seguros a sus hijos en sus hogares permite que sus mentes salgan a otras dimensiones y entren en contacto con desconocidos, quienes tienden a estar más en contacto con ellos que cualquier miembro de la familia.
Lo primero que rompen los vídeosjuegos en estos chicos es la capacidad de socializar de manera personal.
Dentro de cualquier reunión de amigos donde no haya un vídeojuego observe que algunos, aún cuando hay otros chicos de su edad, tienden a recluirse en sus asientos, sin atreverse a interactuar y hacer nuevos amigos, porque están fuera de su área conocida y de confort.