El informe sobre las exportaciones que brinda Prodominicana pone en su justa dimensión el tamaño del comercio con Haití.
Cuando se dice que el vecino país es el segundo mercado dominicano da la impresión de que se equipara o se acerca al primer lugar.
Nada más lejos de la realidad.
Según Prodominicana, Haití ocupa ese segundo lugar con el 8.9 % del total de las exportaciones, casi a la par del 8.4 % de Suiza y muy lejos del 50.4 % de Estados Unidos.
Pero otro elemento que pasa debajo de la mesa es que los mayores renglones de exportaciones son las zonas francas bajo un modelo que deja muy poco valor agregado a República Dominicana, varillas y cemento.
Es decir, los renglones pollo y huevo tienen un impacto mínimo en el volumen de las exportaciones hacia el vecino país, aunque para los productores de huevos ese mercado representa casi el 20 por ciento.
Por lo tanto, se hace necesario buscarle alternativas más estables para la estrategia comercial de esos productores, incluyendo la planificación, pues la situación de crisis en Haití ha sido permanente desde principio del siglo pasado y no se vislumbran mejoras.
La realidad es que con una planificación adecuada, el mercado local podría consumir los huevos de producción local.
No hay que olvidar que a principio de este año el Gobierno debió prohibir las exportaciones de huevos a Haití porque se estaba afectando la disponibilidad de ese producto en el mercado local.
Lo de los productores de carne de pollo es harina de otro costal, pues éstos no tienen la capacidad ni siquiera para atender el mercado local y por eso vemos las muchas importaciones de piezas de pollo.
Se hace necesario buscar otras alternativas para estos productos, pues las zonas francas, la varilla y el cemento seguirán llegando a Haití.