¿Alejándonos del objetivo?

¿Alejándonos del objetivo?

¿Alejándonos del objetivo?

Carlos Rodríguez

Antes que aceptar como bueno y válido ha de generar gran preocupación el anuncio hecho por el gobierno y el gremio médico, orondos, de que al costo de 800 millones de pesos, el primero construirá un hospital exclusivo para el segundo y los familiares de las «galenos» que conforman la matrícula de afiliados del Colegio Médico Dominicano (CMD).

Si aparte de las denominadas enfermedades profesionales u ocupacionales, para cuyo tratamiento comúnmente los especialistas reciben el mismo entrenamiento durante su formación específica, ¿alguien podría explicar en qué se diferencian los indicadores de salud o estados patológicos pasibles de afectar por igual a un médico, un maestro, una enfermera, un militar y un policía o un labriego de los demás ciudadanos, como el ingeniero, economista, periodista, a un vulgar ladrón o a un próspero empresario, al agricultor, chiripero o trabajador informal, al vago-beneficiario o al artista y al servidor público, etc.?

La vergüenza ajena adquiere un estado de suma gravedad, al tomarse en cuenta el propio origen y procedencia de la propuesta: un gremio cuya historia está matizada por el reclamo de justicia, la eliminación de los odiosos privilegios e inequidades sociales, así como por la no privatización de servicios sociales, incluido el de la salud, que ellos mismos están llamados a prestar a todos los ciudadanos en condición de igualdad.

Así que, señores autoridades y señores dirigente gremiales, penosamente ustedes acaban de echar una cubeta de agua fría sobre las aspiraciones de institucionalidad de esta sociedad. Sin embargo, como no hay nada tan malo que no tenga algo bueno, lo bueno de esta decisión es que pone en evidencia y en perspectiva, que en lugar de acercarnos, cuánto nos estamos alejando del objetivo y punto de equilibrio social al que aspiramos; y cuan contradictorios, torcidos y desenfocados están los predicamentos con respecto a la práctica real de sus promotores.

Si bien es cierto que por «motivos de seguridad» durante la etapa de la «guerra fría» proliferó la construcción de hospitales militares en algunos estados involucrados en conflictos internacionales y de baja y mediana intensidad, lo cierto es que al «democratizarse» y «pacificarse» el mundo, esa práctica ha sido afortunadamente superada y dejada atrás por la etapa de universalización de los servicios de salud, teniendo sobre todo como soporte el auge de los sistemas de seguridad social.

Aparte de provocar en otros sectores profesionales y sociales un efecto irritante cabría preguntarse ¿cuál impacto de esta decisión, sobre la rentabilidad, desde el punto de vista de la economía en salud? O si por el contrario, ¿no sería sumamente deficitario el nuevo hospital, si los usuarios fuesen exclusivamente los médicos y los dependientes de su núcleo familiar directo?



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